DESPERTAR AL AMOR

viernes, 10 de abril de 2020

10 ABRIL: Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.


AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCION 100

Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.


1. Del mismo modo en que el Hijo de Dios completa a su Padre, así también tu papel en el plan de tu Padre completa dicho plan. 2La salvación tiene que invertir la descabellada creencia en pensa­mientos y cuerpos separados, que viven vidas separadas y reco­rren caminos separados. 3Cuando mentes separadas comparten una sola función, se unen en un solo propósito, pues cada una de ellas es igualmente esencial para todas las demás.

2. La Voluntad de Dios para ti es perfecta felicidad. 2¿Por qué habrías de querer ir en contra de Su Voluntad? 3El papel que Él ha reservado para ti en el desarrollo de Su plan se te da para que puedas ser restituido a lo que Él dispone. 4Este papel es tan esen­cial para Su plan como para tu felicidad. 5Tu dicha tiene que ser total para que aquellos a los que Él te envía puedan entender Su plan. 6Ellos verán su función en tu radiante faz, y en tu risa feliz oirán a Dios llamándoles.

3. Eres ciertamente esencial en el plan de Dios. 2Sin tu dicha, la Suya no es total. 3Sin tu sonrisa, el mundo no se puede salvar. 4Mientras la tristeza se abata sobre ti, la luz que el Propio Dios designó como el medio para salvar al mundo se atenúa y pierde su fulgor, y nadie ríe porque toda risa no es sino el eco de la tuya.

4. Eres ciertamente esencial en el plan de Dios. 2Del mismo modo en que tu luz aumenta el fulgor de todas las luces que brillan en el Cielo, así también tu dicha en la tierra exhorta a todas las men­tes a abandonar sus pesares y a ocupar su puesto junto a ti en el plan de Dios. 3Los mensajeros de Dios rebosan de dicha, y su júbilo sana todo pesar y desesperación. 4Ellos son la prueba de que lo que la Voluntad de Dios dispone para todos los que acep­tan los regalos de su Padre como propios es perfecta felicidad.

5. Hoy no permitiremos que la tristeza se abata sobre nosotros. 2Pues en tal caso, no estaríamos asumiendo el papel que tan esen­cial es para el plan de Dios y para nuestra visión. 3La tristeza es señal de que prefieres desempeñar otro papel en lugar del que Dios te ha encomendado. 4Y así, no le muestras al mundo cuán grande es la felicidad que Él dispone para ti, y, por consiguiente, no reconoces que ya dispones de ella.

6. Hoy trataremos de comprender que la dicha es nuestra función aquí. 2Si te dejas abatir por la tristeza, no sólo no estarás cum­pliendo tu función, sino que estarás privándote a ti mismo de dicha y al mundo también. 3Dios te pide que seas feliz para que el mundo pueda ver cuánto ama Él a Su Hijo y que Su Voluntad es que ningún pesar menoscabe su dicha ni que ningún miedo lo acose y perturbe su paz. 4Tú eres hoy el mensajero de Dios. 5Brindas Su felicidad a todo aquel que contemplas y Su paz a todo aquel que al contemplarte ve Su mensaje en tu feliz semblante.

7. Hoy nos prepararemos para esto durante las sesiones de prác­tica de cinco minutos, dejando que la felicidad brote en nosotros tal como dispone la Voluntad de nuestro Padre y la nuestra. 2Comienza los ejercicios con el pensamiento que la idea de hoy presenta. 3Luego comprende que tu papel es ser feliz. 4Esto es lo único que se te pide a ti o a cualquiera que desee ocupar el lugar que le corresponde entre los mensajeros de Dios. 5Piensa en lo que esto significa. 6Estabas ciertamente equivocado al creer que se te estaba exigiendo algún sacrificio. 7De acuerdo con el plan de Dios tan solo puedes recibir, sin jamás perder nada, hacer sacrificio alguno o morir.

8. Tratemos ahora de encontrar esa dicha que nos demuestra a nosotros, así como a todo el mundo, lo que la Voluntad de Dios dispone para nosotros. 2Tu función es encontrarla aquí, y encontrarla ahora. 3Para eso viniste. 4¡Ojalá que hoy sea el día en que lo logres! 5Busca en lo profundo de tu ser, sin dejarte desanimar por los pensamientos pueriles y metas absurdas que pasas de largo a medida que asciendes para encontrarte con el Cristo en ti.

9. Él estará allí. 2Y tú puedes llegar a Él ahora. 3¿Qué otra cosa preferirías contemplar en lugar de Aquel que aguarda para que tú lo contemples? 4¿Qué pensamiento pueril podría detenerte? 5¿Qué meta absurda podría impedirte triunfar cuando es Dios Mismo Quien te llama?

10. Él estará allí. 2Eres esencial en Su plan. 3Hoy eres Su mensajero. 4Y tienes que encontrar lo que Él quiere que des. 5No te olvides de la idea de hoy entre las sesiones de práctica de cada hora. 6Es tu Ser Quien te llama hoy. 7Y es a Él a Quien respondes cada vez que te dices a ti mismo que eres esencial en el plan de Dios para la salvación del mundo.




Instrucciones para la práctica

Propósito: Experimentar la felicidad que es la Voluntad de Dios para ti, comprender que contagiar tu felicidad a otros es el modo en que llevas a cabo tu parte en el plan global de la salvación.

Ejercicios más largos: Cada hora, a la hora en punto, durante cinco minutos (si no puedes hacer esto, al menos haz el alternativo). 

  • Repite la idea. “Luego comprende que tu papel es ser feliz” (7:3), y no hacer nobles sacrificios, únicamente ser feliz. 
  • El resto es una meditación en la que intentas encontrar la alegría que Dios puso en ti. Busca muy dentro de ti. Sumérgete hacia abajo y adentro para encontrar el Cristo en ti, la fuente de tu alegría. Mientras te sumerges, deja de lado “los pensamientos pueriles y metas absurdas” (8:5). No dejes que te retrasen. Incluso puedes preguntarte a ti mismo: “¿Qué pensamiento pueril tiene poder para detenerme?” O puedes simplemente recordar que tu única intención es llegar a ese inagotable pozo de alegría en el centro de tu ser, tu única intención es llegar al Cristo en ti. Búscale con confianza, “Él estará allí. Y tú puedes llegar a Él ahora” (9:1-2). Durante todo el ejercicio continúa buscando dentro de ti ese pozo de alegría sin fin.

Recordatorios frecuentes: Entre las sesiones de práctica de cada hora.
Repite la idea, recordando que al hacerlo estás contestando a la llamada de tu Ser. Como siempre, recomiendo repetirlo de este modo ahora, para que puedas sentir los beneficios que te ofrece.

Comentario

Dios no tiene “un plan para mi vida”. Él tiene Su plan, y yo soy una parte de ese plan. No hay miles de millones de planes separados para miles de millones de individuos separados. Sólo existe la Voluntad única de Dios, y cada uno de nosotros tiene una parte esencial en ella. Parte de lo que la salvación está deshaciendo es “la descabellada creencia en pensamientos y cuerpos separados, que viven vidas separadas y recorren caminos separados” (1:2). Cada uno de nosotros tiene el mismo propósito, la misma función, y en eso estamos unidos.

Parte de la sanación de mi propia mente es el reconocimiento de que la otra persona ciertamente comparte el mismo propósito conmigo, y en su realidad quiere lo mismo que yo. Si miro a su ego, veo intereses separados, y eso puede ser todo lo que él o ella ve. Pero cuando abandono mi interpretación y permito que el Espíritu Santo lo interprete por mí, veo que el miedo de la otra persona, que se manifiesta como ataque, en realidad es una petición de amor y es un testigo de la creencia en el amor dentro de su mente. El resultado de esto es que veo que la otra persona no necesita cambiar para ser uno conmigo, ¡ya es uno conmigo! Tengo un aliado secreto en su mente. Tengo su propio consentimiento conmigo en una meta común.

La parte que Dios “ha reservado para mí” (2:1) en Su plan está planeado para devolverme la felicidad, porque Su Voluntad para mí es felicidad. Hay algo en nosotros (¡el ego, por supuesto!) que me dice que está mal querer perfecta felicidad. Pero si la Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad, entonces ¡pensar que no me la merezco es oponerse a la Voluntad de Dios!

Para que la Voluntad de Dios sea completa, mi alegría debe ser completa, pues ¡Su Voluntad es perfecta alegría para todos! Si cada uno con quien me encuentro ve una cara radiante de alegría, oirá la llamada de Dios en mi risa feliz (2:6).

Soy esencial para el plan de Dios, mi alegría es esencial para Su plan (3:1). Así pues, que hoy elija la alegría de Dios en lugar del dolor. “Sin tu sonrisa, el mundo no se puede salvar… toda risa no es sino el eco de la tuya” (3:3-4).

Así que mi tarea hoy, y todos los días, es ser feliz. No puedo ser feliz si ataco, o juzgo, o culpo, o condeno. Tal como el Curso enseña, no puedo ser feliz a menos que acepte, a menos que perdone, no prestando atención a las ilusiones del ego, para ver la feliz verdad en cada uno: quieren amor al igual que yo.

Enseñamos a través de nuestra felicidad. Pedimos a todas las mentes que abandonen sus sufrimientos con nuestra “dicha en la tierra” (4:2). Está claro que esto es acerca de la alegría que se ve, visible en tu cara a través de la sonrisa y de la risa feliz. “Los mensajeros de Dios rebosan de dicha, y su júbilo sana todo pesar y desesperación” (4:3).

Una buena afirmación para el día podría ser: “Mi alegría cura”.

La parte que todos tenemos en el plan de Dios es demostrar, a través de nuestra alegría, que Dios quiere perfecta felicidad para todos los que quieren aceptarla como Su regalo.

La tristeza es una elección, una decisión de “desempeñar otro papel en lugar del que Dios te ha dado” (5:3). La tristeza es el loco deseo del ego de ser independiente de cualquier poder excepto del suyo. Cuando me opongo a mi felicidad dejo de mostrar el mundo que Dios quiere para todos nosotros, y de este modo no puedo reconocer la felicidad que ya es mía, siempre mía.

“Hoy trataremos de comprender que la dicha es nuestra función aquí” (6:1). Nada tiene que cambiar para que esto sea posible. Puedo ser perfectamente feliz ahora mismo, porque la felicidad no depende de nada fuera de mi mente. Disgustarse con algo o alguien no lo cambia; únicamente la felicidad cura. Únicamente la felicidad trae un cambio duradero.

A veces pensamos equivocadamente que nuestra felicidad permite de algún modo el error y el pecado de otros. Si alguien está siendo cruel y yo continúo siendo feliz, parece que apruebo la crueldad. Sin embargo, disgustarse por la crueldad no la sana, la hace real. Es mucho más gozoso y mucho más sanador, ver en la crueldad un miedo infundado que oculta una petición de ayuda; eso muestra que dentro de esa persona existe un vivo deseo que comparte conmigo, un ardiente deseo de Dios, un vehemente deseo de Su regalo de felicidad. Mi felicidad ante la crueldad enseña que no hay motivos para la crueldad. No ataca el síntoma de la crueldad, deshace la causa de la crueldad. Ser feliz no es salir perdiendo, ni sacrificar, ni morir (7:7). Es vivir eternamente.
Son nuestros pensamientos pueriles y metas absurdas los que nos impiden ser felices (9:3-5). Nuestra mente ha elegido hacer algo más importante que ser feliz, y lo que eso significa en términos metafísicos profundos es que hemos inventado algo más importante que Cristo o que Dios. Si buscamos, Él está en nosotros. “Él estará allí”, (este pensamiento se repite dos veces 9:1; 10:1). El Cristo está en mí, esperando que yo lo reconozca como mi Ser. Ésa es la única fuente de verdadera de felicidad, y todos Le tenemos ya.


Mi tarea hoy es ser Su mensajero, y “encontrar lo que Él quiere que des” (10:4). Encontrar la felicidad en mí mismo y dar mi felicidad a otros: ésa es la razón por la que estoy aquí, ésa es la razón por la que este día existe para mí. Soy esencial en el plan de Dios para la salvación del mundo. Sin mi sonrisa, el mundo no se puede salvar (3:3).








TEXTO


III. El dios de la enfermedad


1. No has atacado a Dios, y ciertamente lo amas. 2¿Puedes acaso cambiar tu realidad? 3Nadie puede disponer su propia destruc­ción. 4Cuando piensas que te estás atacando a ti mismo, ello es señal evidente de que odias lo que crees ser. 5eso, y sólo eso, es lo único que puedes atacar. 6Lo que crees ser puede ser muy odioso, y lo que esta extraña imagen te lleva a hacer puede ser muy destructivo. 7Mas la destrucción no es más real que la ima­gen, si bien los que inventan ídolos ciertamente los veneran. 8Los ídolos no son nada, pero sus adoradores son los Hijos enfermos de Dios. 9Dios desea verlos libres de sus enfermedades y de vuelta en Su Mente. 10No limitará en modo alguno el poder que tienes de ayudarlos, puesto que Él te lo dio. 11No tengas miedo de ese poder porque es tu salvación.

2. ¿Qué otro Consolador puede haber para los Hijos enfermos de Dios, excepto Su poder a través de ti? 2Recuerda que no importa en qué parte de la Filiación se le acepte, 3Él siempre es aceptado por todos, y cuando tu mente lo recibe, Su recuerdo despierta en toda la Filiación. 4Sana a tus hermanos aceptando simplemente a Dios por ellos. 5Vuestras mentes no están separadas, y Dios tiene solamente un canal para sanar porque sólo tiene un Hijo. 6El único nexo de comunicación que le queda a Dios con Sus Hijos los une a todos ellos entre sí, y a todos ellos con Él. 7Ser consciente de esto es sanarlos, ya que es la conciencia de que ninguno de ellos está separado y, por ende, ninguno está enfermo.

3. Creer que un Hijo de Dios puede estar enfermo es creer que parte de Dios puede sufrir. 2El amor no puede sufrir porque no puede atacar. 3Recordar el amor, por lo tanto, trae consigo invul­nerabilidad. 4No te pongas de parte de la enfermedad en presen­cia de un Hijo de Dios aunque él crea en ella, pues tu aceptación de que Dios reside en él da testimonio del Amor de Dios que él ha olvidado. 5Tu reconocimiento de que él forma parte de Dios le recuerda la verdad acerca de sí mismo, que él está negando. 6¿Reforzarías aún más su negación de Dios, perdiéndote de esta manera de vista a ti mismo? 7¿O le recordarías su plenitud y te acordarías de tu Creador con él?

4. Creer que un Hijo de Dios está enfermo es adorar al mismo ídolo que él adora. 2Dios creó el amor, no la idolatría. 3Todas las formas de idolatría son caricaturas de la creación, y las enseñan mentes que están demasiado divididas como para saber que la creación comparte el poder y nunca lo usurpa. 4La enfermedad es idolatría porque es la creencia de que se te puede desposeer de tu poder. 5Esto, no obstante, es imposible porque formas parte de Dios, que es todo poder. 6Un dios enfermo no puede por menos que ser un ídolo, hecho a imagen y semejanza de lo que su hace­dor cree ser. 7Y esto es exactamente lo que el ego percibe en un Hijo de Dios: un dios enfermo, auto-creado, auto-suficiente, sumamente perverso y extremadamente vulnerable. 8¿Es éste el ídolo que quieres adorar? 9¿Es ésta la imagen para salvar la cual te mantienes alerta? 10¿Tienes realmente miedo de perder esto?

5. Examina con calma la conclusión lógica del sistema de pensa­miento del ego y determina si lo que te ofrece es realmente lo que tú deseas, pues eso es lo que te ofrece. 2Para obtenerlo estás dis­puesto a atacar la Divinidad de tus hermanos y así perder de vista la tuya. 3Y estás dispuesto a mantenerla oculta para proteger un ídolo que crees que te salvará de los peligros que él repre­senta, pero que no existen.

6. En el Reino no hay idólatras, sino un gran aprecio por todo lo que Dios creó, debido al sereno conocimiento de que cada ser forma parte de Él. 2El Hijo de Dios no sabe de ídolos, pero sí sabe Quién es su Padre. 3En este mundo la salud es el equivalente de lo que en el Cielo es la valía. 4No es mi mérito lo que te aporto sino mi amor, pues tú no te consideras valioso. 5Cuando no te conside­ras valioso enfermas, pero la valía que te adjudico puede curarte porque la valía del Hijo de Dios es una y la misma. 6Cuando dije: "Mi paz os doy", eso es exactamente lo que quise decir. 7La paz te llega de parte de Dios a través de mí. 8Es para ti aunque tú no la pidas.

7. Cuando un hermano está enfermo es porque no está pidiendo paz, y, por lo tanto, no sabe que ya dispone de ella. 2Aceptar la paz es negar lo ilusorio, y la enfermedad es una ilusión. 3Todo Hijo de Dios, no obstante, tiene el poder de negar lo ilusorio en cualquier parte del Reino simplemente negándolo completamente en sí mismo. 4Yo puedo curarte porque te conozco. 5Conozco tu valía por ti, y esta valía es lo que te hace íntegro. 6Una mente íntegra no es idólatra ni sabe de leyes conflictivas. 7Te curaré simplemente porque sólo tengo un mensaje, y ese mensaje es verdad. 8Tu fe en él te hará íntegro cuando tengas fe en mí.

8. No recurro a engaños para difundir el mensaje de Dios, y aprenderás esto a medida que aprendas que siempre recibes en la misma medida en que aceptas. 2Podrías aceptar paz ahora mismo por todo el mundo, y así liberarlos completamente de sus ilusio­nes, pues has oído Su Voz. 3Pero no antepongas otros dioses a Él, o no podrás oír. 4Dios no tiene celos de los dioses que inventaste, pero tú sí. 5Tú quisieras conservarlos y servirles porque crees que ellos te hicieron a ti. 6Crees que ellos son tu padre porque estás proyectando sobre ellos el pavoroso hecho de que los inventaste para reemplazar a Dios. 7Mas cuando parezcan hablarte recuerda que nada puede reemplazar a Dios, y que todos los substitutos con los que lo has intentado suplantar no son nada.

9. Dicho llanamente, pues, puede que creas que tienes miedo de la nada, pero en realidad tienes miedo de lo que no es nada. 2al darte cuenta de esto sanas. 3Oirás al Dios al que prestes atención. 4Inventaste al dios de la enfermedad, y al inventarlo te capacitaste para oírle. 5No obstante, no lo creaste, pues él no es la Voluntad del Padre. 6Por lo tanto, no es eterno, y quedará des-hecho en el instante en que indiques que estás dispuesto a aceptar solamente lo eterno.

10. Si Dios no tiene más que un solo Hijo, no puede haber más que un solo Dios. 2Tú compartes la realidad con Él porque la realidad no está dividida. 3Anteponer otros dioses a Él es anteponer otras imágenes a ti mismo. 4No te das cuenta de cuánto caso les haces a tus dioses y de cuán alerta te mantienes en su favor. 5No obstante, ellos existen únicamente porque tú los honras. 6Honra sólo lo que es digno de ser honrado y tendrás paz. 7La paz es el legado de tu verdadero Padre. 8Tú no puedes engendrar a tu Padre, y el falso padre que inventaste no te procreó a ti. 9Las ilusiones no son dignas de ser honradas porque al honrarlas no estás honrando nada. 10No obstante, tampoco deben temerse, pues lo que no es nada no puede ser temible. 11Has elegido tener miedo del amor por razón de su perfecta mansedumbre, y debido a ese miedo has estado dispuesto a renunciar a la perfecta capacidad que tienes para ser útil y a la perfecta Ayuda de que dispones.

11. Únicamente en el altar de Dios podrás encontrar paz. 2este altar está en ti porque Dios lo puso allí. 3Su Voz todavía te llama a retornar, y le oirás cuando dejes de anteponer otros dioses a Él. 4Puedes renunciar al dios de la enfermedad por tus hermanos; de hecho, eso es lo que tendrás que hacer si renuncias a él tú mismo. 5Pues si ves al dios de la enfermedad en alguna parte, lo has aceptado. 6Y si lo has aceptado, te postrarás ante él y lo adorarás porque fue concebido para reemplazar a Dios. 7Él es la creencia de que puedes elegir qué dios es real. Si bien está claro que esto no tiene nada que ver con la realidad, está igualmente claro que tiene mucho que ver con la realidad tal como tú la percibes.












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