DESPERTAR AL AMOR

martes, 7 de abril de 2020

7 ABRIL: Soy espíritu.


AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCION 97

Soy espíritu.


1. La idea de hoy te identifica a ti con tu único Ser. 2No acepta una identidad dividida, ni trata de formar una unidad entrela­zando factores opuestos. 3Simplemente declara la verdad. 4Prac­tica hoy esta verdad tan a menudo como puedas, pues extraerá a tu mente del conflicto y la llevará a los serenos campos de la paz. 5Ni el más leve escalofrío de miedo hará acto de presencia, pues habrá sido absuelta de la locura al haber abandonado la ilusión de una identidad dividida.

2. Volvemos a declarar la verdad acerca de tu Ser, el santo Hijo de Dios que mora en ti, a Cuya mente le ha sido restituida la cordura. 2Tú eres el espíritu que ha sido amorosamente dotado de todo el Amor, la paz y la dicha de tu Padre. 3Tú eres el espíritu que completa a Dios Mismo y que comparte con Él Su función de Creador. 4Él está siempre contigo, tal como tú estás con Él.

3. Hoy trataremos de acercar la realidad a tu mente todavía más. 2Cada vez que practicas, te vuelves cuando menos un poco más consciente, ahorrando en algunas ocasiones mil años o más. 3Los minutos que dedicas se multiplican una y otra vez, pues el mila­gro hace uso del tiempo, pero no está regido por él. 4La salvación es un milagro, el primero y el último; el primero que es el último, pues es uno.

4. Tú eres el espíritu en cuya mente mora el milagro en el que el tiempo se detiene; el milagro en el que un minuto que se dedique a la práctica de estas ideas se convierte en un lapso de tiempo ilimitado e infinito. 2Da, pues, gustosamente estos minutos, y cuenta con Aquel que prometió infundirlos de intemporalidad. 3Él respaldará con toda Su fortaleza cada pequeño esfuerzo que hagas. 4Concédele hoy los minutos que Él necesita para poder ayudarte a entender con Él que tú eres el espíritu que mora en Él y que hace un llamamiento a todas las cosas vivientes a través de Su Voz; el espíritu que ofrece Su visión a todo aquel que se la pide y que reemplaza el error con la simple verdad.

5. El Espíritu Santo se regocijará de tomar cinco minutos de cada hora de tu tiempo para llevarlos alrededor de este mundo afli­gido donde el dolor y la congoja parecen reinar. 2No pasará por alto ni una sola mente receptiva que esté dispuesta a aceptar los dones de curación que esos minutos brindan, y los concederá allí donde Él sabe que han de ser bien recibidos. 3Y su poder sanador aumentará cada vez que alguien los acepte como sus propios pensamientos y los use para curar.

6. De esta manera, cada ofrenda que se le haga se multiplicará miles de veces y decenas de miles más. 2Y cuando te sea devuelta, sobrepasará en poderío la pequeña ofrenda que hiciste, en forma parecida a como el resplandor del sol es infinitamente más potente que el pequeño destello que emite la luciérnaga en un fugaz instante antes de apagarse. 3El constante fulgor de esta luz permanecerá y te guiará más allá de las tinieblas; y jamás podrás olvidar el camino otra vez.

7. Comienza estos gratos ejercicios con las palabras que el Espí­ritu Santo te dice, y deja que su eco reverbere por todo el mundo a través de Él:

2Espíritu soy, un santo Hijo de Dios; libre de toda limita­ción, a salvo, sano y pleno.
3Libre para perdonar y libre para salvar al mundo.

3Expresado a través de ti, el Espíritu Santo aceptará este regalo que recibiste de Él, aumentará su poder y te lo devolverá.

8. Ofrécele gustosamente hoy cada sesión de práctica. 2Y Él te hablará, recordándote que eres espíritu, uno con Él y con Dios, uno con tus hermanos y con tu Ser. 3Escucha las seguridades que te da cada vez que pronuncias las palabras que Él te ofrece hoy, y permite que Él le diga a tu mente que son verdad. 4Utilízalas contra cualquier tentación, y evita las lamentables consecuencias que la tentación trae consigo si sucumbes a la creencia de que eres otra cosa. 5El Espíritu Santo te brinda paz hoy. 6Recibe Sus palabras, y ofréceselas a Él.




Instrucciones para la práctica

Propósito: Acercar la realidad a tu mente todavía más. Sacar a tu mente del conflicto de una identidad dividida y llevarla a la paz de tu identificación con tu único Ser.

Ejercicios más largos: Cada hora, a la hora en punto, durante cinco minutos (si no puedes hacerlo, al menos haz el alternativo). 

  • Entrégale lleno de alegría el periodo de práctica al Espíritu Santo. Empieza diciendo: “Espíritu soy, un santo Hijo de Dios; libre de toda limitación, a salvo, sano y pleno. Libre para perdonar y libre para salvar al mundo.” 
  • El resto parece ser la misma práctica de ayer, una mezcla de meditación y escucha al Espíritu Santo. Sumérgete en ese profundo lugar de tu mente donde mora el Espíritu Santo. Si llegas a este lugar “Él te hablará, recordándote que eres espíritu” (8:2). Él te ayudará a entender Quién eres realmente. Recuerda que Él utilizará tu sesión de práctica para llevar la sanación alrededor del mundo. Cuanto más profundo vayas, más sanación puede repartir.


Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como puedas.
Di: “Espíritu soy, un santo Hijo de Dios; libre de toda limitación, a salvo, sano y pleno. Libre para perdonar y libre para salvar al mundo.” Luego durante un momento escucha al Espíritu Santo asegurarte que estas palabras son verdad.

Respuesta a la tentación: Cada vez que te sientas tentado a creer que no eres espíritu.
Repite: “Espíritu soy, un santo Hijo de Dios; libre de toda limitación, a salvo, sano y pleno. Libre para perdonar y libre para salvar al mundo.”

Apoyo a la práctica: Cada vez que practicas tu mente se acerca más a la realidad. Esta lección hace la sorprendente afirmación de que en algunas de tus prácticas ahorras mil años o más. Esto se debe a que el Espíritu Santo toma los pensamientos sanadores que produces en tus ejercicios y los lleva alrededor del mundo, depositándolos en cada mente que esté abierta a la sanación que llevan. Cada mente que los acepta los refuerza, de modo que a través de este proceso, estos pensamientos multiplican su poder millones de veces. El resultado es que, cuando el Espíritu Santo te los devuelve, tus cinco minutos pueden convertirse ciertamente en mil años. Está claro que esto es un enorme estímulo para tu práctica, pues no sólo puedes acelerar inmensamente tu viaje sino que también puedes llevar sanación a personas de todo el mundo.

Comentario

El único Ser del que habla el Curso es espíritu. Afirmar: “Soy espíritu” es abandonar todas las ilusiones de una identidad dividida, de un ser bueno y malo, y de todos los intentos que podríamos hacer para reconciliar de algún modo el ego que está limitado a un cuerpo con el espíritu que no está limitado por un cuerpo.

El “no-dualismo” del Curso no es del tipo que dice: “Todo es uno porque todos los aparentes opuestos son polos opuestos de la unidad”. No obtiene un concepto de unidad al unir opuestos de algún modo; enseñando por ejemplo que el mal y el dolor son parte del Uno. En lugar de eso, el Curso afirma la unidad declarando que todo lo que parece oponerse a la santidad y al amor es una ilusión y no existe. La Introducción al Texto declara: “Aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos” (T.In.1:8). Se nos pide “reconocer a tu Ser como un amor que no tiene opuesto en ti” (L.99.9:8). “El amor no puede tener opuestos” (L.259.2:3).

El Curso utiliza mucho la repetición, aparentemente cree firmemente que repetir la misma idea una y otra vez tiene grandes beneficios. Se nos dice: “practica hoy esta verdad tan a menudo como puedas” (1:4). ¿Por qué se insiste en la repetición? Porque “cada vez que practicas, te vuelves cuando menos un poco más consciente” (3:2). Puede que no logres sorprendentes avances; si eres como la mayoría de las personas, probablemente no lo lograrás la mayoría de las veces. Pero de vez en cuando, se ahorran “mil años o más” (3:2).

Para aquellos que piensan que el Curso enseña una salvación inmediata, me gustaría señalar algo sobre esta última línea. Si algunas veces podemos ahorrar mil años mientras practicamos, ¿qué da a entender eso acerca de la duración que puede tomar todo el viaje? Si estamos eliminando fragmentos de mil años, ¿Cuánto dura todo ello? Tiene que ser por lo menos mil años y un día, ¿de acuerdo? No quiero que esto sea deprimente, el Curso se presenta a sí mismo como un medio de ahorrar tiempo, y claramente enseña que cualquiera de nosotros podría despertar en cualquier momento que lo elijamos. Pero está muy claro que puede llevar miles de años llevarnos al momento de querer despertar. Así que no debemos esperar la iluminación de la noche a la mañana, tampoco debemos no esperarla. La actitud que el Curso anima a tener hacia el tiempo es de despreocupación acerca de él, ya que es parte de la ilusión. “La Expiación se puede equiparar a la escapatoria total del pasado y a la total falta de interés por el futuro” (M.24.6:3).

Cuando hacemos nuestro pequeño esfuerzo de cinco minutos para Dios, el Espíritu Santo une toda Su fortaleza a la nuestra (4.3). Él toma lo poco que damos y lo lleva alrededor del mundo a cada mente abierta para recibirlo. Los regalos que Le damos Él los multiplica diez millones de veces (miles de veces y decenas de miles más, 6:1). Toma eso literalmente o como una forma de hablar, no importa, el significado es el mismo, lo que Le damos a Él se multiplica y extiende a millones de mentes porque todas las mentes están unidas. Cuando yo practico, no estoy practicando para mí solo, el despertar de mi mente impulsa a todas las mentes. Cuando te sientas en silencio durante cinco minutos, estás salvando al mundo.
Por cada parte que das, lo recibimos multiplicado diez millones de veces. “Sobrepasará en poderío la pequeña ofrenda que hiciste, en forma parecida a como el resplandor del sol es infinitamente más potente que el pequeño destello que emite la luciérnaga” (6:2). ¿Importa este tipo de práctica? ¡Puedes apostar que sí! Cuando recuerdo lo que dice esta lección, el tiempo que paso recordando “Espíritu soy, un santo Hijo de Dios” (7:2) parece mucho más importante y significativo. No es sólo mi pequeño yo luchando para hacer mi pequeña práctica, es el Hijo de Dios recordándose a Sí Mismo. Es el despertar de Cristo en toda la humanidad.







TEXTO

VI. La aceptación de tu hermano
 
1. ¿Cómo puedes hacerte cada vez más consciente del Espíritu Santo en ti sino mediante los efectos que Él produce? 2No puedes verle con tus ojos ni oírle con tus oídos. 3¿Cómo puedes, enton­ces, percibirle en absoluto? 4Si inspiras alegría, y otros reaccionan ante ti con alegría, es que debe haber algo en ti capaz de susci­tarla aunque tú mismo no la estés experimentando. 5Por lo tanto, si se encuentra en ti y puede suscitar alegría, y ves que cierta­mente la suscita en otros, es que estás separándote de ello dentro de ti.

2. Te parece que el Espíritu Santo no suscita alegría de manera consistente en ti, debido únicamente a que tú no suscitas alegría de manera consistente en otros. 2Evalúas la consistencia del Espí­ritu Santo basándote en las reacciones de tus hermanos ante ti. 3Cuando eres inconsistente no siempre produces alegría, y de esta manera no siempre reconoces Su consistencia. 4Lo que le ofreces a tu hermano se lo ofreces a Él porque lo que Él da no puede exce­der tu ofrecimiento. 5Esto no se debe a que Él ponga límites en lo que da, sino simplemente a que tú has puesto límites en lo que puedes recibir. 6La decisión de recibir es la decisión de aceptar.

3. Si tus hermanos forman parte de ti, ¿por qué no los ibas a acep­tar? 2Sólo ellos pueden enseñarte lo que eres, pues lo que apren­des es el resultado de lo que les enseñaste. 3Lo que invocas en ellos lo invocas en ti. 4Y al invocarlo en ellos cobra realidad para ti. 5Dios no tiene más que un Hijo, y los conoce a todos cual uno solo. 6Únicamente Dios es más que ellos, pero ellos no son menos que Él. 7¿Quieres saber lo que esto significa? 8Si lo que le haces a mi hermano me lo haces a mí, y si todo lo que haces te lo haces a ti mismo porque todos somos parte de ti, todo lo que nosotros hacemos es para ti también. 9Todo aquel que Dios creó forma parte de ti y comparte Su Gloria contigo. 10Su Gloria le pertenece a Él, pero te pertenece igualmente a ti. 11No puedes, por lo tanto, ser menos glorioso que Él.

4. Dios es más que tú únicamente porque Él te creó, pero ni siquiera esta capacidad de crear se reservó Él sólo para Sí. 2Puedes, por lo tanto, crear tal como Él lo hizo, y tu disociación no puede alterar eso. 3Ni la Luz de Dios ni la tuya se atenúan por el hecho de que tú no veas. 4Puesto que la Filiación sólo puede crear como una sola entidad, recuerdas a toda la creación cada vez que reconoces parte de ella. 5Cada parte que recuerdas contribuye a tu plenitud porque cada parte está completa. 6La plenitud es indi­visible, pero no puedes saber de la plenitud que gozas hasta que no la veas por todas partes. 7Sólo puedes conocerte tal como Dios conoce a Su Hijo, pues el conocimiento se comparte con Dios. 8Cuando despiertes en Él conocerás tu grandeza al aceptar que Su infinitud te pertenece. 9Pero mientras tanto, juzgarás tu grandeza tal como juzgues la de tu hermano, y la aceptarás al aceptar la suya.

5. Todavía no estás despierto, pero puedes aprender a despertar. 2El Espíritu Santo te enseña a despertar a otros de una manera muy simple. 3A medida que los veas despertar aprenderás lo que significa despertar, y puesto que has elegido despertarlos, su gra­titud y aprecio por lo que les has dado te mostrará el valor de despertar. 4Ellos se convertirán en los testigos de tu realidad, tal como todos vosotros fuisteis creados testigos de la de Dios. 5Mas cuando la Filiación se unifique y acepte su unicidad* se la cono­cerá por sus creaciones, las cuales dan testimonio de su realidad del mismo modo en que el Hijo da testimonio del Padre.

6. Los milagros no tienen cabida en la eternidad porque son reparadores. 2Sin embargo, mientras aún necesites curación, tus milagros son los únicos testigos de tu realidad que puedes reco­nocer. 3No puedes obrar un milagro para ti mismo porque los milagros son una forma de dar aceptación y de recibirla. 4En el tiempo, dar ocurre primero, pero en la eternidad, donde no pue­den estar separados, dar y recibir ocurren simultáneamente. 5Cuando hayas aprendido que dar es lo mismo que recibir, ya no habrá necesidad de tiempo.

7. La eternidad es un solo tiempo, y su única dimensión es "siem­pre". 2Esto no tendrá ningún sentido para ti hasta que no recuer­des los Brazos abiertos de Dios, y conozcas finalmente Su Mente receptiva. 3Al igual que Él, tú existes "siempre", en Su Mente y con una mente como la Suya. 4Tus creaciones se encuentran en tu mente receptiva en perfecta comunicación nacida de un perfecto entendimiento. 5Sólo con que pudieses aceptar una de ellas ya no desearías nada de lo que el mundo ofrece. 6Todo lo demás no significaría nada para ti. 7El significado de Dios está incompleto sin ti, y tú estás incompleto sin tus creaciones. 8Acepta a tu her­mano en este mundo y no aceptes nada más, pues en él encontra­rás tus creaciones toda vez que él las creó contigo. 9No sabrás que eres un co-creador con Dios hasta que no aprendas que tu her­mano es un co-creador contigo.




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