Dar y recibir son en verdad lo mismo.
Instrucciones para la práctica
Propósito: Recordar que dar y recibir en verdad es lo mismo
Ejercicios más largos: Cada hora, a la hora en punto, durante cinco minutos (si no puedes hacer esto, al menos haz el alternativo).
- Di: “Dar y recibir son en verdad lo mismo. Recibiré lo que estoy dando ahora”.
- Cierra los ojos y ofrece a todos esas afirmaciones y cualidades internas que te gustaría recibir. Por ejemplo, di: “Le ofrezco paz interior a todo el mundo. Le ofrezco ternura a todo el mundo”. “Repite cada frase lentamente y luego haz una pequeña pausa, esperando recibir el regalo que diste” (9:1). Confía en que te vendrá en la medida en que diste. Puedes elegir a una persona en concreto a quien das tus regalos, entendiendo que al dárselos a él también se los das a todo el mundo.
Recordatorios frecuentes: A menudo.
Repite la idea, dándote cuenta de que cada repetición hace que tu aprendizaje se acelere y consolide (10:3).
Apoyo a la práctica: Intenta pensar en los ejercicios de hoy como “rápidos avances en tu aprendizaje” (10:3), que te muestran la naturaleza de causa y efecto, y que aumentan la velocidad de tu progreso.
Comentario
La primera parte de la lección describe el estado la Mente Una, en la que todos los opuestos se han terminado en “un solo concepto que sea completamente cierto” (1:3). Cuando eso ocurra, esa idea desaparecerá porque El Pensamiento que se encuentra tras él aparecerá para ocupar su lugar. Y ahora estás en paz para siempre, pues en ese punto al sueño le llega su fin”. (1:4-5)
Esto es el Cielo, alcanzar este estado está más allá del alcance del Curso. Pero es nuestra meta final, un estado en el que la percepción y los conceptos han desaparecido, y únicamente queda el conocimiento.
Ese “estado mental que se ha unificado en tal grado que la oscuridad no se puede percibir en absoluto” (2:2) está dentro de mí. Es la Mente de Cristo, y de ella viene mi paz mental, de ella viene la percepción única y verdadera. Es a esta Mente a la que invoco o en la que entro, atrayéndola a mí hasta que se me muestre. Es donde yo estoy siempre y lo que soy eternamente, pero que he olvidado.
Una de las mejores y más útiles lecciones que podemos aprender mientras nos acercamos a este estado de la mente es que dar y recibir son uno y lo mismo. Como todos los opuestos, no son opuestos en absoluto, son parte de una amplia gama de la realidad. Ninguno ocurre antes que el otro, los dos tienen lugar al mismo tiempo. Por medio de la experiencia real con este ejemplo de cómo se solucionan los opuestos podemos empezar a aprender cómo se reconcilian todos los opuestos.
Podemos tener una experiencia de cómo se resuelven los opuestos a voluntad. Es un experimento que siempre funciona.
Siéntate en silencio y quietud, y empieza a enviar paz a todo el mundo. Piensa en personas concretas, y en tu mente diles: “Yo te ofrezco quietud. Te ofrezco paz mental. Te ofrezco ternura” (basado en (8:6-8).
Repasa tu lista de amigos y relaciones mentalmente, enviándoles paz a todos y cada uno de ellos. Ofrécesela al mundo en general.
Lo que descubrimos al hacer esto es que, cuando ofrecemos paz a otros, la sentimos nosotros mismos. Literalmente, lo que damos, lo recibimos. Inmediatamente. No hay pausa, no hay retraso en la respuesta. Nuestra acción de dar es literalmente un acto de recibir. Hay un acto y contiene las dos cosas, porque no hay dos cosas, únicamente una.
La aplicación general de esta lección es que dar y recibir son uno en la verdad (mi interpretación de 10:2-3). Me lleva a darme cuenta de que mi pensamiento de ataque a otro es literalmente un ataque a mí mismo, en ese mismo instante. Pensamos en causa y efecto de un modo lineal, como si lo que hago hoy tendrá efecto sobre mí mañana o en el futuro. Ése es un cuadro incompleto. De hecho, no hay retraso de tiempo en absoluto. Mi pensamiento de ataque me afecta ahora, tal como mis pensamientos de ofrecer paz me hacen sentir la paz inmediatamente. Del mismo modo, pensamiento y acción son lo mismo. Constantemente estoy provocando mis diferentes experiencias. En realidad, no hay nada fuera de mi mente. No existe nada excepto estos pensamientos. El mundo que vemos es únicamente nuestros pensamientos con forma. En verdad, nunca han abandonado nuestra mente.
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