DESPERTAR AL AMOR

martes, 17 de noviembre de 2020

17 NOVIEMBRE: Padre, mi libertad reside únicamente en Ti.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


11. ¿Qué es la creación?


1. La creación es la suma de todos los Pensamientos de Dios, en número infinito y sin límite alguno en ninguna parte. 2Sólo el Amor crea, y únicamente a Su semejanza. 3Jamás hubo tiempo alguno en el que todo lo que creó no existiese. 4Ni jamás habrá tiempo alguno en que nada que haya creado sufra merma alguna. 5Los Pensamientos de Dios han de ser por siempre y para siempre exactamente como siempre han sido y como son: inalterables con el paso del tiempo, así como después de que éste haya cesado.

2. Los Pensamientos de Dios poseen todo el poder de su Creador. 2Pues Él quiere incrementar el Amor extendiéndolo. 3Y así, Su Hijo participa en la creación, y, por lo tanto, no puede sino com­partir con su Padre el poder de crear. 4Lo que Dios ha dispuesto que sea uno eternamente, lo seguirá siendo cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a través del tiempo, sino que seguirá siendo tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo.

3. La creación es lo opuesto a todas las ilusiones porque es la ver­dad. 2La creación es el santo Hijo de Dios, pues en la creación Su Voluntad es plena con respecto a todo, al hacer que cada parte contenga la Totalidad. 3La inviolabilidad de su unicidad está garantizada para siempre, perennemente a salvo dentro de Su santa Voluntad, y más allá de cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de nada que pueda mancillar en modo alguno su impecabilidad.

4. Nosotros, los Hijos de Dios, somos la creación. 2Parecemos estar separados y no ser conscientes de nuestra eterna unidad con Él. 3Sin embargo, tras todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros temores, todavía hay certeza, 4pues el Amor jamás abandona Sus Pensamientos, y ellos comparten Su certeza. 5El recuerdo de Dios se encuentra en nuestras mentes santas, que son conscientes de su unicidad y de su unión con su Creador. 6Que nuestra función sea únicamente permitir el retorno de este recuerdo y que Su Voluntad se haga en la tierra, así como que se nos restituya nuestra cordura y ser solamente tal como Dios nos creó.

5. Nuestro Padre nos llama. 2Oímos Su Voz y perdonamos a la creación en Nombre de su Creador, la Santidad Misma, Cuya san­tidad Su creación comparte con Él; Cuya santidad sigue siendo todavía parte de nosotros.

 

 

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 321


Padre, mi libertad reside únicamente en Ti.



1. No entendía lo que me podía hacer libre, ni lo que era mi libertad o adónde ir a buscarla. 2Y así, Padre, busqué en vano hasta que oí Tu Voz dirigiéndome. 3Ahora ya no deseo seguir siendo mi propio guía. 4Pues la manera de encontrar mi libertad no es algo que yo haya ideado o que comprenda. 5Pero confió en Ti. 6Y me mantendré consciente de Ti que me dotaste con mi libertad por ser Tu santo Hijo. 7Tu Voz me dirige, y veo que el camino que conduce hasta Ti por fin está libre y despejado. 8Padre, mi libertad reside únicamente en Ti. 9Padre, mi voluntad es regresar.

2. Hoy respondemos por el mundo, el cual será liberado junto con nosotros. 2¡Qué alegría encontrar nuestra libertad por el ine­quívoco camino que nuestro Padre ha señalado! 3¡Y cuán segura es la salvación de todo el mundo cuando nos damos cuenta de que sólo en Dios podemos encontrar nuestra libertad!





Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

Esta lección, como muchas en esta última parte del Libro de Ejercicios, está escrita desde la perspectiva de una persona que está entrando en las últimas etapas del viaje al hogar. Ésta es la canción de alguien cuyas dudas han terminado, cuya decisión a favor del Reino de Dios es firme y clara. En palabras del “Desarrollo de la Confianza” del Manual para el Maestro:

El maestro de Dios ha llegado a un punto en su progreso desde el que puede ver que en dicho aprendizaje radica su escape. "Renuncia a lo que no quieres y quédate con lo que sí quieres." (M.4(A).6:5-6)

Éstas son las palabras de alguien que se ha dado cuenta de que la paz de Dios es todo lo que quiere.

“No entendía lo que me podía hacer libre, ni lo que era mi libertad o adónde ir a buscarla” (1:1). Nuestra libertad está únicamente en Dios. Al principio creíamos lo contrario. Ser libre parece ser independiente. ¿Cómo puede encontrarse la libertad en aceptar la Voluntad de Dios? ¿No es eso esclavitud? Únicamente cuando nos damos cuenta de que nuestra voluntad es la Voluntad de Dios, que nuestra voluntad y la Suya son una y la misma, podemos darnos cuenta de que hacer la Voluntad de Dios es la libertad perfecta porque es lo que verdaderamente queremos, y para lo que fuimos creados. “Padre, mi voluntad es regresar” (1:9).

No sabiendo lo que es la libertad, la hemos buscado donde no se puede encontrar: usando nuestra voluntad independiente en este mundo. Hasta que oímos la Voz de Dios guiándonos y respondemos, no podemos encontrar la libertad. “Ahora ya no deseo seguir siendo mi propio guía” (1:3). Nuestra libertad está en aceptar un nuevo Guía. Está en renunciar a ser nuestro propio maestro (T.12.V.8:3) y en aceptar otro Maestro. Está en abandonar nuestras metas independientes y aceptar la única meta que todos juntos compartimos.

Libertad es la libertad de ser todo lo que yo soy. Libertad es la libertad de expresar mi naturaleza sin obstáculos. Mi naturaleza es amor, mi naturaleza es la santidad de Dios Mismo. Mi única libertad está en ser lo que yo soy porque Dios me creó. Intentar ser algo diferente es esclavizarme a mí mismo, estrechar mi alma a una forma que no tiene. Libertad es enseñar y ser únicamente amor porque eso es lo que soy.

Que hoy abandone gustosamente mis opiniones acerca de lo que soy, y que acepte lo que Dios me dice que soy. Que abandone la falsa e ilusoria libertad que me he enseñado a buscar, y que acepte la única libertad que es real, en alegre rendición a mi propia naturaleza. A lo único que me rindo es a mi Ser. El único sacrificio posible es el de las ilusiones. Cuando llegue al momento de estar dispuesto a oír sólo la Voz que habla por Dios, podré decir:

El camino que conduce hasta Ti por fin está libre y despejado. (1:7)



¿Qué es la creación? (Parte 1)

L.pII.11.1:1-2

Ésta pregunta es una que a menudo se hacen los alumnos del Curso. El Curso habla a menudo de “tus creaciones”, y sin embargo parece que nunca dice exactamente y claramente lo que son esas creaciones. Nos dice que nuestro proceso de creación continúa intacto a pesar de que no somos conscientes de nuestras creaciones, y que todas ellas las guarda a salvo el Espíritu Santo. Hay una descripción de nosotros entrando al Cielo y recibiendo la bienvenida de nuestras creaciones, como si fueran seres vivos.

Tenemos una idea fundamental equivocada que nos hace difícil entender lo que son las creaciones. Por ejemplo, creemos que Dios creó este mundo. Por lo tanto, cuando pensamos en la creación, pensamos en algo físico y material. Pensamos que nuestras creaciones son algo de este mundo. Sin embargo, el Curso nos dice claramente que todo este mundo es una ilusión, una creación falsa de nuestra mente. ¿Cómo podrían estar aquí nuestras creaciones?

Entonces, mis creaciones no pueden ser algo como un libro que escribo, una relación que establezco, una familia o un negocio. Mis creaciones no son objetos que se pueden tocar. Tienen que ser pensamientos.

La creación es la suma de todos los Pensamientos de Dios, en número infinito y sin límite alguno en ninguna parte. (1:1)

“Pensamientos” está en mayúscula, así que sabemos que se refieren al Hijo de Dios. El Cristo. De nuevo, no estamos acostumbrados a considerar iguales a los pensamientos y a los seres vivos. No pensamos en los pensamientos como seres que están vivos, no pensamos en los seres vivos como “sólo” pensamientos. El Curso nos enseña que somos únicamente pensamientos en la Mente de Dios. Inmediatamente suponemos algún tipo de existencia material cuando pensamos en un ser vivo. A lo largo de todo el Curso se nos está intentando enseñar que los seres vivos son ciertamente pensamientos, espíritu, nada relacionado con lo material. “No eres un cuerpo” (L.91.5:2) significa más que una simple advertencia de no estar limitados por el cuerpo, significa que somos algo completamente diferente a lo material. La parte esencial de nosotros no es materia en absoluto. Somos espíritu. Somos pensamiento.

Sólo el Amor crea, y únicamente a Su semejanza. (1:2)

De todo esto debería estar claro que “creaciones” son “pensamientos de amor”. Si sólo el Amor crea, las creaciones deben ser los efectos del Amor. Si las creaciones son pensamientos, entonces tienen que ser pensamientos de amor.

“Sólo el Amor crea, y únicamente a Su semejanza. El Amor siempre crea más amor. Me parece que la creación es algo circular, como un campo de energía que se mantiene a sí mismo, cada parte apoyando a la otra, un ciclo de creación sin fin.

El Curso nos enseña que Dios, al ser Amor, no tiene otra necesidad que la de extenderse a Sí Mismo. Puesto que somos extensiones de Su Ser, tenemos la misma necesidad única: “Puesto que el amor se encuentra en ti, no tienes otra necesidad que extenderlo” (T.15.V.11:3)

Al igual que tu Padre, tú eres una idea. Y al igual que Él, te puedes entregar totalmente sin que ello suponga ninguna pérdida para ti y de ello sólo se puedan derivar ganancias. (T.15.VI.4:5-6)

Esto es lo que aprendemos en la experiencia del instante santo. Somos pensamientos de Amor, sin otra necesidad que la de extender amor. En nuestras relaciones, estamos aprendiendo a abandonar nuestras necesidades “personales” imaginarias, y a dedicar nuestras relaciones a “la única necesidad que los Hijos de Dios comparten por igual”: la extensión del amor. A través de este reflejo del amor en la tierra, aprendemos a ocupar de nuevo nuestro lugar en la creación eterna del Cielo.






TEXTO


III. El acuerdo a unirse


1. Lo que espera en perfecta certeza más allá de la salvación no nos concierne ahora, pues apenas has empezado a dejar que se te guíe en tus primeros e inciertos pasos de ascenso por la escalera que la separación te hizo descender. 2El milagro es lo único que debe concernirte ahora. 3Éste es nuestro punto de partida. 4habiendo comenzado, el camino de ascenso hacia el despertar y el final del sueño quedará libre y despejado. 5Cuando aceptas un milagro, no añades tu sueño de miedo a uno que ya está siendo soñado. 6Sin apoyo, el sueño se desvanecerá junto con todos sus aparentes efectos, pues es tu apoyo lo que lo refuerza.

2Ninguna mente puede estar enferma a menos que otra mente esté de acuerdo en que están separadas. 2Por lo tanto, su decisión conjunta es estar enfermas. 3Si te niegas a dar tu conformidad y aceptas el papel que juegas en hacer que la enfermedad sea real, la otra mente no podrá proyectar su culpabilidad, ya que no has colaborado en dejar que se perciba a sí misma como separada y aparte de ti. 4De este modo, ninguna de las dos percibe el cuerpo como enfermo desde diferentes puntos de vista. 5Unirte a la mente de un hermano bloquea la causa de la enfermedad y sus percibidos efectos. 6La curación es el efecto de mentes que se unen, tal como la enfermedad es la consecuencia de mentes que se separan.

3. El milagro no hace nada precisamente porque las mentes están unidas y no se pueden separar. 2En el sueño, no obstante, esto se ha invertido, y las mentes separadas se ven como cuerpos, los cuales están separados y no pueden unirse. 3No permitas que tu hermano esté enfermo, pues si lo está, ello quiere decir que lo dejaste a merced de su propio sueño al compartirlo con él. 4Él no ha visto dónde reside la causa de su enfermedad, y tú has ignorado la brecha que os separa, que es donde la enfermedad se ha incubado. 5De esta forma, os unís en la enfermedad para dejar sin sanar la diminuta brecha donde se protege celosamente a la enfermedad, donde se estima y donde se sustenta por una firme creencia, no sea que Dios venga y la salve con un puente que conduzca hasta Él. 6No te opongas a Su llegada combatiéndolo con ilusiones, pues Su llegada es lo que deseas por encima de todas las cosas que parecen titilar en el sueño.

4. El final del sueño es el fin del miedo, pues el amor nunca formó parte del mundo de los sueños. 2La brecha es pequeña. 3Sin embargo, contiene las semillas de la pestilencia y toda suerte de males, puesto que es el deseo de perpetuar la separación y de impedir la unión. 4Y así, parece conferirle a la enfermedad una causa que no es su causa. 5El propósito de la brecha es la única causa de la enfermedad. 6Pues se concibió a fin de mantenerte separado y dentro de un cuerpo que tú ves como si fuese la causa del dolor.

5. La causa del dolor es la separación, no el cuerpo, el cual es sólo su efecto. 2Sin embargo, la separación no es más que un espacio vacío, que no contiene nada ni hace nada, y que es tan insustan­cial como la estela que los barcos dejan entre las olas al pasar. 3Dicho espacio vacío se llena con la misma rapidez con la que el agua se abalanza a cerrar la estela según las olas se unen. 4¿Dónde está la estela que había entre las olas una vez que éstas se han unido y han llenado el espacio que por un momento pare­cía separarlas? 5¿Dónde está la base de la enfermedad una vez que las mentes se han unido para cerrar la diminuta brecha que había entre ellas y en la que las semillas de la enfermedad pare­cían germinar?

6. Dios tiende el puente, pero sólo en el espacio que el milagro ha dejado libre y despejado. 2Mas Él no puede tender un puente sobre las semillas de la enfermedad y la vergüenza de la culpabi­lidad, pues no puede destruir una voluntad ajena que Él no creó. Deja que los efectos de ésta desaparezcan y no te aferres a ellos desesperadamente, tratando de conservarlos. 4El milagro los hará a un lado, haciendo así sitio para Aquel Cuya Voluntad es venir y tender un puente para que Su Hijo regrese a Él.

7. Considera, entonces, los plateados milagros y los dorados sue­ños de felicidad como los únicos tesoros que quieres conservar dentro del almacén del mundo. 2La puerta está abierta, no para que entren ladrones, sino tus hermanos hambrientos, quienes confundieron el brillo de una piedrecilla con oro y almacenaron un puñado de nieve reluciente creyendo que era plata. 3Sin embargo, a este lado de la puerta abierta no tienen nada. 4¿Qué es el mundo, sino una diminuta brecha que parece desgarrar la eter­nidad y fragmentarla en días, meses y años? 5¿Y qué sois vosotros que vivís en el mundo, sino una imagen fragmentada del Hijo de Dios, donde cada uno de los fragmentos está oculto dentro de un trocito de barro separado e inseguro?

8No tengas miedo, hijo mío, sino deja más bien que los milagros iluminen dulcemente tu mundo. 2Y allí donde la diminuta brecha parecía interponerse entre tú y tu hermano, únete a él. 3Y de este modo, será evidente que la enfermedad no tiene causa. 4El sueño de curación reside en el perdón, que dulcemente te muestra que nunca pecaste. 5El milagro no dejará ningún vestigio de culpabili­dad que pueda traerte testigos de lo que nunca fue. 6preparará en tu almacén un lugar de bienvenida para tu Padre y tu Ser. 7La puerta está abierta para que todos aquellos que no quieran seguir hambrientos y deseen gozar del festín de abundancia que allí se les ha preparado puedan entrar. 8Y éstos se reunirán con tus Invi­tados, a quienes el milagro invitó a venir a ti.

9. Este festín es muy distinto de los que se acostumbran a dar en el sueño del mundo. 2Pues aquí, cuanto más reciba cada uno, más habrá para ser compartido por todos los demás. 3Los Invitados han traído Consigo provisiones ilimitadas. 4Y a nadie se le priva de nada, ni nadie puede privar a otro de nada. 5He aquí el festín que el Padre tiende ante Su Hijo y que comparte con él equitati­vamente. 6Y en ese compartir no puede haber una brecha en la que la abundancia merme y disminuya. 7Aquí los años de escasez no se presentarán, ya que el tiempo no forma parte de este festín, pues es eterno. 8El Amor ha desplegado su mesa en el espacio que parecía mantener a tus Invitados alejados de ti.





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