AUDIOLIBRO
EJERCICIOS
LECCIÓN 310
Paso este día sin miedo y lleno de amor.
1. Quiero pasar este día Contigo, Padre mío, tal como Tú has dispuesto que deben ser todos mis días. 2Y lo que he de experimentar no tiene nada que ver con el tiempo. 3El júbilo que me invade no se puede medir en días u horas, pues le llega a Tu Hijo desde el Cielo. 4Este día será Tu dulce recordatorio de que Te recuerde, la afable llamada que le haces a Tu santo Hijo, la señal de que se me ha concedido Tu gracia y de que es Tu Voluntad que yo me libere hoy.
2. Este día lo pasaremos juntos, tú y yo. 2Y todo el mundo unirá sus voces a nuestro himno de alegría y gratitud hacia Aquel que nos brindó la salvación y nos liberó. 3Nuestra paz y nuestra santidad nos son restituidas. 4Hoy el miedo no tiene cabida en nosotros, pues le hemos dado la bienvenida al amor en nuestros corazones.
Instrucciones para la práctica
Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.
Comentario
Todos mis días están destinados a pasarlos Contigo, Padre, sin miedo y con amor (1:1). Todos. Pocas veces paso el día así, pero hoy, Padre, quiero pasarlo Contigo. Abro mi corazón para entregarte este día a Ti. Que así sea, tal como Tú dispones. Que conozca la dicha que procede del Cielo, no del tiempo (1:2-3). Que se acalle en mi mente la voz que interfiere, y que oiga la música del Cielo (2:2). No pido visiones de éxtasis que me saquen de este mundo para siempre, pero sí pido que hoy sea algo nuevo y más elevado, un anticipo de lo que me aguarda al final del tiempo.
Que este día sea “Tu dulce recordatorio de que Te recuerde” (1:4). Hazme el regalo de Tu gracia, Padre. Que sienta algo que me sirva para continuar recordando volver mi mente a Ti una y otra vez.
Que este día sea “la afable llamada que le haces a Tu santo Hijo” (1:4). Abre mis oídos y enséñame a escuchar. Que oiga Tu llamada hoy. Que sienta la atracción de Tu Amor eterno.
Que este día sea “la señal de que se me ha concedido Tu gracia y de que es Tu Voluntad que yo me libere hoy” (1:4). Que haya una fresca y conmovedora consciencia de Tu trabajo en mi vida, de Tu toque en mí. Que vea las señales de que mi libertad es Tu Voluntad. Que encuentre una confianza renovada en la seguridad del resultado que me espera en Tu plan.
Que hoy surja de mí una canción de gratitud. Que aumente mi consciencia de que me estoy uniendo a la eterna canción, cantada por cada parte de Tu creación. Como dijo el salmista, “Voy a cantar una nueva canción al Señor”. Que reconozca la alegría que es la vida misma, dada por Dios, al tiempo que todo el mundo se une a nosotros en la canción.
Hoy el miedo no tiene cabida en nosotros, pues le hemos dado la bienvenida al amor en nuestros corazones. (2:4)
L.pII.9.5:5-6
La tercera cosa que podemos hacer teniendo en cuenta lo que es el Segundo Advenimiento, es convertirnos nosotros mismos en parte de la Expiación, ya que la hemos recibido.
Regocijémonos de que podamos hacer la Voluntad de Dios y unirnos en Su santa luz. ¡Pues mirad!, el Hijo de Dios es uno solo en nosotros, y podemos alcanzar el Amor de nuestro Padre a través de él. (5:5-6)
La Voluntad de Dios es Amor. La Voluntad de Dios para nosotros es perfecta felicidad. La Voluntad de Dios es la extensión sin fin del resplandor de Su Ser. Podemos hacer eso porque nos creó para ser eso. Podemos llegar al Amor de nuestro Padre a través de Su Hijo. Es elección nuestra unirnos a esa unidad del Hijo que es el cumplimiento de la Voluntad de Dios. Aquí, en nuestras relaciones dentro del tiempo, estamos empezando el proceso que culmina en el Segundo Advenimiento, la restauración de la única Identidad de Cristo. Cuando nos unimos en un propósito común, el de perdonar y ser perdonados, el de amar y ser amados, acortamos el tiempo para que la Filiación sea completamente una en manifestación. Cuando entregamos nuestras relaciones al Espíritu Santo para que Él las use para Su único propósito de convertirlas en relaciones santas por medio del perdón, nos estamos uniendo en el cumplimiento de la Voluntad de Dios.
Es a través de nuestra unión que llegamos al Amor de Dios. Es a través de nuestra unión que encontramos a Dios. “La realidad de tu relación con Él radica en la relación que tenemos unos con otros” (T.17.IV.16:7).
V. El ejemplo de la curación
2. La salud es el testigo de la salud. 2Mientras no se dé testimonio de ella, no será convincente. 3Sirve de prueba sólo cuando ha sido demostrada, y para ello tiene que proveer un testigo que nos induzca a creer. 4Nadie se cura con mensajes contradictorios. 5Te curas cuando lo único que deseas es curar. 6Tu propósito indiviso hace que esto sea posible. 7Pero si tienes miedo de la curación, entonces no puede efectuarse a través de ti. 8Lo único que se requiere para que se efectúe una curación es que no haya miedo. 9Los temerosos no se han curado, por lo tanto, no pueden curar. 10Esto no quiere decir que para que puedas curar tenga que haber desaparecido el conflicto de tu mente para siempre. 11Pues si así fuese, no habría entonces necesidad de curación. 12Mas sí quiere decir que, aunque sólo sea por un instante, tienes que amar sin atacar. 13Un instante es suficiente. 14Los milagros no están circunscritos al tiempo.
3. El instante santo es la morada de los milagros. 2Desde allí, cada uno de ellos viene a este mundo como testigo de un estado mental que ha transcendido el conflicto y ha alcanzado la paz. 3El instante santo lleva el consuelo de la paz al campo de batalla, demostrando así que la guerra no tiene efectos. 4Pues todo el dolor que la guerra ha tratado de ocasionar, los cuerpos despedazados y los miembros mutilados, los moribundos gimientes y los muertos silenciosos, son dulcemente elevados y consolados.
4. Allí donde un milagro ha venido a sanar no hay tristeza. 2Y lo único que se requiere para que todo esto ocurra es un instante de tu amor sin traza alguna de ataque. 3En ese instante sanas, y en ese mismo instante se consuma toda curación. 4¿Qué podría estar separado de ti, una vez que has aceptado la bendición que el instante santo brinda? 5No tengas miedo de bendecir, pues Aquel que te bendice ama al mundo y no deja nada en él que pueda ser motivo de miedo. 6Pero si te niegas a dar tu bendición, el mundo te parecerá ciertamente temible, pues le habrás negado su paz y su consuelo, y lo habrás condenado a la muerte.
5. Aquel que pudo haber salvado a un mundo tan penosamente despojado de todo, pero que se volvió atrás por temor a ser curado, ¿no vería acaso a ese mundo como una condenación? 2Los ojos de los moribundos reflejan reproche, y el sufrimiento susurra: "¿De qué tienes miedo?" 3Examina detenidamente su pregunta. 4Te la hace en tu nombre. 5El mundo agonizante tan sólo te pide que dejes de atacarte por un instante, para que él pueda sanar.
6. Ven al instante santo y sé curado, pues nada de lo que recibes en él se olvida cuando regresas al mundo. 2Y al haber sido bendecido, traerás bendiciones contigo. 3Se te da vida para que se la impartas al mundo moribundo. 4Y los ojos dolientes ya no acusarán, sino que brillarán con agradecimiento hacia ti que los bendijiste. 5El fulgor del instante santo iluminará tus ojos y les dará visión para que puedan ver la faz de Cristo más allá del sufrimiento. 6La curación reemplaza al sufrimiento. 7El que ve uno de ellos no puede percibir el otro, pues ambos no pueden estar presentes a la vez. 8Y el mundo será el testigo de lo que veas, y dará testimonio de ello.
7. Así pues, lo único que el mundo requiere para poder sanar es tu curación. 2Sólo necesita una lección que se haya aprendido perfectamente. 3Y de esta manera, cuando tú la olvides, el mundo te recordará dulcemente lo que le enseñaste. 4Debido a su agradecimiento, no dejará de prestarte apoyo a ti que te dejaste curar para que él pudiese vivir. 5lnvocará a sus testigos para mostrarte la faz de Cristo a ti que les trajiste la visión, gracias a la cual la presenciaron. 6El mundo de acusación es reemplazado por otro en el que todos los ojos se vuelven amorosamente hacia el Amigo que les trajo su liberación. 7Y tu hermano percibirá felizmente los muchos amigos que antes consideraba enemigos.
8. Aunque los problemas no son concretos, se manifiestan en formas concretas, y son estas formas concretas las que configuran el mundo. 2Nadie entiende la naturaleza de su problema, 3pues, de lo contrario, ya no estaría ahí para que él lo pudiese ver. 4La naturaleza misma del problema es que no es un problema. 5Por lo tanto, mientras él lo perciba, no lo podrá percibir tal como es. 6La curación, en cambio, es evidente en situaciones concretas y se generaliza para incluirlas a todas. 7Esto se debe a que todas ellas son realmente la misma situación, a pesar de sus diferentes formas. 8La finalidad de todo aprendizaje es la transferencia, la cual se consuma cuando dos situaciones distintas se ven como lo mismo, ya que lo único que se puede encontrar en ellas son elementos comunes. 9Esto, no obstante, sólo lo puede lograr Uno que no ve las diferencias que tú ves. 10No eres tú quien lleva a cabo la transferencia de lo que has aprendido. 11Pero el hecho de que dicha transferencia ya se haya llevado a cabo, a pesar de todas las diferencias que ves, te convence de que esas diferencias no podían ser reales.
9. Tu curación se extenderá y se aplicará a problemas que no creías eran tus problemas. 2Y resultará evidente también que todos tus diferentes problemas se resolverán tan pronto como te hayas librado de uno solo de ellos. 3No puede ser que sus diferencias sean las que hayan hecho que esto sea posible, pues el aprendizaje no puede saltar de una situación a su opuesto y obtener los mismos resultados. 4Toda curación debe proceder de manera ordenada, de acuerdo con leyes que han sido percibidas correctamente y que no se han violado. 5No dejes que la manera en que las percibes te haga sentir miedo. 6Estás equivocado, pero hay Alguien dentro de ti que está en lo cierto.
10. Deja, pues, la transferencia de tu aprendizaje en manos de Aquel que realmente entiende sus leyes y que se asegurará de que permanezcan invioladas e ilimitadas. 2Tu papel consiste simplemente en aplicarte a ti mismo lo que Él te ha enseñado, el resto corre de Su cuenta. 3Así es como los innumerables testigos de tu aprendizaje te probarán el poder de éste. 4El primer testigo que verás será a tu hermano, pero tras él habrá miles, y tras cada uno de éstos mil más. 5Puede que cada uno de ellos parezca tener un problema distinto del de los demás. 6Mas todos se resolverán al unísono. 7Y su común resolución demostrará que las preguntas no podían haber sido distintas.
11. ¡Que la paz sea contigo a quien se ofrece curación! 2Comprenderás que se te da paz cuando aceptas la curación. 3No necesitas ser consciente de toda su valía para entender que te has beneficiado de ella. 4Lo que ocurrió en aquel instante en que el amor entró sin ninguna traza de ataque, permanecerá contigo para siempre. 5Tu curación, así como la de tu hermano, será uno de sus efectos. 6Dondequiera que vayas contemplarás sus múltiples efectos. 7Todos los testigos que contemples, no obstante, serán sólo una fracción de los que realmente existen. 8La infinitud no se puede entender contando todas sus partes separadas. 9Dios te da las gracias por tu curación, pues Él sabe que es un regalo de amor para Su Hijo, y, por lo tanto, un regalo que se le hace a Él.
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