DESPERTAR AL AMOR

jueves, 19 de noviembre de 2020

19 NOVIEMBRE: Gustosamente "sacrifico" el miedo.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 323


Gustosamente "sacrifico" el miedo.


1. He aquí el único "sacrificio" que le pides a Tu Hijo bienamado: que abandone todo sufrimiento, toda sensación de pérdida y de tristeza, toda ansiedad y toda duda, y que deje que Tu Amor entre a raudales a su conciencia, sanándolo del dolor y otorgándole Tu Propia dicha eterna. 2Tal es el "sacrificio" que me pides y que yo me impongo gustosamente: el único "costo" que supone reinstaurar en mí Tu recuerdo para la sal­vación del mundo.

 2. Y al saldar la deuda que tenemos con la verdad -una deuda que consiste sencillamente en abandonar los auto-engaños y las imágenes que venerábamos falsamente- , la verdad regresa ínte­gra y llena de júbilo a nosotros. 2Ya no nos engañamos. 3El amor ha regresado a nuestra conciencia. 4Y ahora estamos en paz otra vez, pues el miedo ha desaparecido y lo único que queda es el amor.





Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

La lección de ayer terminaba con el pensamiento: ¿Qué pérdida podría esperar sino la pérdida del miedo…? Y la lección de hoy aprovecha esa idea. Así que voy a perder, pero ¿todo lo que voy a perder es el miedo? ¡Puedo vivir sin él! Perder el miedo no es un sacrificio. Voy a perder mi miedo gustosamente.

Puede parecer que se me pide que renuncie a cosas valiosas y placenteras. Todo lo que se me pide es “que abandone todo sufrimiento, toda sensación de pérdida y de tristeza, toda ansiedad y toda duda” (1:1). El apego a cosas de este mundo (cosas que son frágiles y que no durarán) siempre trae sufrimiento, pérdida y ansiedad. Puede que yo no me dé cuenta de ello pero la atracción secreta del ego hacia esas cosas no es el placer que me dan, sino el dolor. Cuando reconozca esa motivación del ego, seguramente abandonaré mi apego sabiamente.

Y cuando lo abandone, el Amor de Dios entrará “a raudales a mi conciencia” (1:1). ¿Quiero eso hoy? ¿Qué el Amor de Dios entrará a raudales a mi conciencia? ¿Anhelo esa experiencia quizá esta mañana? Entonces voy a sacrificar gustosamente el miedo. Voy a abandonarlo. Que reconozca que al aferrarme a algo distinto a la meta de Dios me estoy aferrando al miedo, y que lo abandone. Sí, Padre mío, hoy estoy dispuesto a hacer este “sacrificio”. Hoy voy a dejar de tener miedo al Amor.

Siento que necesito recordarme a mí mismo que al renunciar a estas cosas no estoy renunciando a nada real. Realmente no es renunciar. Estoy teniendo la ilusión de renunciar a algo, pero nunca lo he tenido. Todo lo que estoy haciendo es “abandonar los auto-engaños y las imágenes que venerábamos falsamente” (2:1). Esto es sólo “la deuda que tenemos con la verdad” (2:1). ¡Sólo es ser honesto! Y cuando acepto la verdad, “la verdad regresa íntegra y llena de júbilo a nosotros” (2:1). El engaño ha terminado y el Amor regresa a mi consciencia. La plenitud del regalo que es eternamente mío, el amor, surge en mi memoria. Tiene sentido que cuando pago mi deuda con la verdad, la verdad regresa a mí.

Cuando “el miedo ha desaparecido… lo único que queda es el amor” (2:4).

“Gustosamente "sacrifico" el miedo”


¿Qué es la creación? (Parte 3)

L.pII.11.2:1-3

Los “Pensamientos de Dios” se refieren a nosotros, los Pensamientos de Dios. La creación es “la suma de todos los Pensamientos de Dios” (1:1), la suma total de todos los seres del tiempo.

El Curso hace una afirmación sorprendente aquí: “Los Pensamientos de Dios poseen todo el poder de su Creador” (2:1). En la Biblia se cuenta que Jesús lo dijo hacia el final de su vida: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). El Curso dice que todo poder se nos da a nosotros como la Filiación, no sólo a Jesús. Lo que esto quiere decir es que Lo que Dios puede hacer, nosotros podemos hacerlo. Somos Sus extensiones. Por lo tanto, tal como Él crea, nosotros creamos también.

La razón por la que Dios comparte Su poder con nosotros es que “Él quiere incrementar el Amor extendiéndolo” (2:2). En otras palabras, tenemos el poder de extender amor. Una definición corta de “creación” podría ser la “extensión de amor”. Pero la forma del amor que compartimos en este mundo no es la realidad del Amor, es sólo un reflejo del Amor del Cielo. Nuestra experiencia del amor aquí en la tierra es siempre el intercambio de amor entre seres separados, en el Cielo es la consciencia de la perfecta unidad. Sólo podemos imaginar lo que es ese amor. Podemos tener atisbos de él en el instante santo, cuando las barreras entre las mentes parecen desaparecer. En ese instante, hay una consciencia de que la otra persona eres tú y de que tú eres la otra persona. Tú eres el amor en “ti” extendiéndose a ellos, tú eres el amor en “la otra persona” extendiéndose a “ti”, y tú eres el amor en ti amándote a ti mismo. Puede ser una experiencia que desorienta porque literalmente empiezas a perder la pista de quien eres como individuo, y al mismo tiempo te vuelves consciente de algo mucho mayor y que lo abarca todo, y eso es lo que eres.

Esas experiencias son maravillosas, y el Curso no desanima a que se pidan. Pero lo más importante que hay que entender aquí es que la Creación, tal como el Curso habla de ella, no es una experiencia terrenal sino una experiencia del Cielo. Es algo que está sucediendo todo el tiempo, y nuestro sueño de separación no ha interrumpido la creación en absoluto. Nuestra ilusión de separación no ha estropeado o perdido nada. Por eso el Curso puede decirnos como en el tema de la última semana (El Juicio Final), que el Juicio Final de este mundo es:

“sin propósito alguno. Y al no tener causa ni función ante los ojos de Cristo, simplemente se disuelve en la nada”. (L.pII.10.2:2-3)


Si la Creación en el Cielo significa la extensión de Amor, ¿cuál es su semejante en nuestra experiencia en la tierra? El Curso dice que el reflejo del Amor en la tierra es el perdón. Pienso que el perdón es reconocer a la creación, en lugar de crear realmente.





TEXTO


V. La alternativa a los sueños de miedo


1. ¿Qué puede ser la sensación de estar enfermo, sino una sensa­ción de estar limitado, 2o de estar desunido de algo y separado de ello? 3¿O de una brecha que percibes entre tu hermano y tú y lo que ahora consideras la salud? 4Y de este modo, lo bueno se ve como si estuviese afuera, y lo malo, adentro. 5así, la enferme­dad aparta al ser de lo bueno, y conserva lo malo adentro. 6Dios es la Alternativa a los sueños de miedo. 7El que es partícipe de sueños de miedo, no puede ser partícipe de Él. 8Pero el que se niega a ser partícipe de ellos, participa en Él. 9No hay ninguna otra alternativa. 10Nada puede existir a menos que tú compartas su existencia. 11Y tú existes porque Dios compartió Su Voluntad contigo para que Su creación pudiese crear.

2. Lo que les confiere realidad a los perniciosos sueños de odio, maldad, rencor, muerte, pecado, sufrimiento, dolor y pérdida es el hecho de compartirlos. 2Si no se comparten, se perciben como algo sin sentido. 3Pues al no prestarles apoyo dejan de ser una fuente de miedo. 4Y el amor no puede sino llenar el espacio que el miedo ha dejado vacante porque ésas son las únicas alternativas que existen. 5Donde uno aparece, el otro desaparece. 6Y el que compartas, será el único que tendrás. 7Y tendrás el que aceptes, pues es el único que deseas tener.

3. Si perdonas al soñador, y percibes que él no es el sueño que él mismo tejió, no estás compartiendo con él su nefasto sueño. 2Por lo tanto, él no puede ser parte del tuyo, del cual ambos os libe­ráis. 3El perdón separa al soñador del sueño nefasto, y así, lo libera. 4Recuerda que si compartes un sueño de maldad, creerás ser ese sueño que compartes. 5Y al tener miedo de él, no desearás conocer tu verdadera Identidad porque pensarás que es temible. 6Y negarás tu Ser, y caminarás por tierras extrañas que tu Crea­dor no creó, donde parecerás ser algo que no eres. 7Lucharás contra tu propio Ser, el cual parecerá ser tu enemigo, y atacarás a tu hermano, como parte de lo que odias. 8En esto no hay térmi­nos medios. 9O bien eres tu Ser o bien una ilusión. 10¿Qué puede haber entre la ilusión y la verdad? 11Creer que hay un lugar inter­medio donde puedes ser algo que no eres, no puede ser la ver­dad, sino un sueño.

4. Has concebido una diminuta brecha entre las ilusiones y la verdad para que sea el lugar donde reside tu seguridad y donde lo que has hecho mantiene celosamente oculto a tu Ser. 2Aquí es donde se ha establecido un mundo enfermizo, que es el que los ojos del cuerpo perciben. 3Aquí están los sonidos que oye, las voces para las que sus oídos fueron concebidos. 4Sin embargo, los panoramas y los sonidos que el cuerpo percibe no significan nada. 5El cuerpo no puede ver ni oír. 6No sabe lo que es ver, ni para qué sirve escuchar. 7Es tan incapaz de percibir como de juz­gar; de entender como de saber. 8Sus ojos son ciegos; sus oídos, sordos. 9No puede pensar, y, por lo tanto, no puede tener efectos.

5. ¿Podría haber creado Dios algo para que enfermase? 2¿Y cómo podría existir algo que Él no hubiese creado? 3No permitas que tus ojos se posen en un sueño ni que tus oídos den testimonio de una ilusión. 4Pues los ojos fueron concebidos para que viesen un mundo que no existe, y los oídos, para que oyesen voces insono­ras. 5Mas hay otros panoramas y sonidos que sí se pueden ver, oír y comprender. 6Pues los ojos y los oídos son sentidos sin sentido, y lo único que hacen es relatar lo que ven y lo que oyen. 7Mas no son ellos los que ven y oyen, sino tú, quien ensambló cada trozo irregular, cada migaja y fragmento absurdo de prueba para que diera testimonio del mundo que deseas. 8No permitas que los ojos y los oídos del cuerpo perciban estos innumerables fragmen­tos dentro de la brecha que tú te imaginaste, ni permitas que persuadan a su hacedor de que sus fabricaciones son reales.

6. La creación es la prueba de la realidad porque comparte la función que toda la creación comparte. 2No se compone de troci­tos de cristal, de un pedazo de madera, o quizá de una hebra o dos, ensamblados para que den testimonio de la verdad. 3La rea­lidad no depende de eso. 4No hay brecha que separe a la verdad de los sueños o de las ilusiones. 5La verdad no ha dejado sitio para ellos en ningún lugar o tiempo, 6pues ella ocupa todo lugar y tiempo, y hace que los sueños y las ilusiones sean absoluta­mente indivisibles.

7. Tú que crees que entre tu hermano y tú hay una diminuta bre­cha, no te das cuenta de que ahí es donde os encontráis prisione­ros en un mundo que se percibe como que existe aquí. 2El mundo que tú ves no existe porque el lugar desde donde lo percibes no es real. 3La brecha se halla celosamente oculta entre las tinieblas, e imágenes nebulosas surgen para cubrirla con formas vagas e indefinidas y con siluetas cambiantes, por siempre insustanciales e inciertas. 4Sin embargo, en la brecha no hay nada. 5No hay secretos impresionantes ni tumbas tenebrosas desde los que el terror surge de los huesos de la muerte. 6Observa la diminuta brecha y contemplarás la inocencia y la ausencia de pecado que verás dentro de ti cuando ya no tengas miedo de reconocer el amor.






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