DESPERTAR AL AMOR

domingo, 8 de noviembre de 2020

8 NOVIEMBRE: Veo todas las cosas como quiero que sean.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 312


Veo todas las cosas como quiero que sean.


1. La percepción se deriva de los juicios. 2Habiendo juzgado, vemos, por lo tanto, lo que queremos contemplar. 3Pues el único propósito de la vista es ofrecernos lo que queremos ver. 4Es imposible pasar por alto lo que queremos ver o no ver lo que hemos decidido contemplar. 5¡Cuán inevitablemente, pues, se alza el mundo real ante la santa visión de aquel que acepta el propósito del Espíritu Santo como aquello que desea ver! 6No puede dejar de contemplar lo que Cristo quiere que vea, ni de amar con el Amor de Cristo lo que contempla.

2. Mi único propósito hoy es contemplar un mundo liberado, libre de todos los juicios que he emitido. 2Padre, esto es lo que Tu Voluntad dispone para mí hoy, por lo tanto, no puede sino ser mi objetivo también.






Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

Ésta lección es la segunda de una pareja. La lección anterior nos decía:”Juzgo todas las cosas como quiero que sean”. Esta lección continúa: “La percepción se deriva de los juicios” (1:1). En este contexto, juicio es lo mismo que interpretación. Primero queremos que una cosa sea verdad, por lo tanto, juzgamos o interpretamos lo que nos rodea de acuerdo con ese deseo, y habiendo juzgado (interpretado), vemos lo que queríamos. “Pues el único propósito de la vista es ofrecernos lo que queremos ver” (1:3). La presentación que el Curso hace de la percepción es firme e insistente:

Ves lo que crees que está ahí, y crees que está ahí porque quieres que lo esté. La percepción no está regida por ninguna otra ley que ésa. (T.25.III.1:3-4)

Si queremos ver el mundo real, lo veremos. Si nos unimos al Espíritu Santo en Su propósito, no podemos “dejar de contemplar lo que Cristo quiere que vea, ni de amar con el Amor de Cristo lo que contempla” (1:6). La clave está en lo que queremos.

No es fácil aceptar que lo que estamos viendo es lo que queríamos, en algún nivel de nuestra mente. El ego tiene una mente enferma, literalmente; los pensamientos y deseos del ego y que no se han reconocido, se manifiestan en el mundo aunque no seamos conscientes de ellos. El mundo es el espejo de nuestra mente, lo que vemos es lo que hemos elegido ver. El mundo no cambia porque tenemos miedo de mirar dentro de nuestra mente y ver los pensamientos que lo han causado. Si miramos los pensamientos en nuestra mente, Él los sanará.

En un seminario de Un Curso de Milagros, Ken Wapnick estaba compartiendo estas líneas, y recuerdo a alguien diciendo que durante la información en televisión acerca del terremoto de California se dio cuenta de que una parte de su mente se sintió decepcionada de que el número de muertos fuera tan bajo. Algo dentro de él quería que hubiera sido más dramático, quería ver más muertos. Recuerdo que una vez me di cuenta de que yo quería que alguien muriese, alguien muy cercano a mí. Fue una gran impresión, pero cuando me permití hacerme consciente de ello, me di cuenta de que ¡el pensamiento no era nuevo!

Necesitamos estar dispuestos a encontrar la causa del mundo que vemos dentro de nuestra mente, para que así podamos cambiar nuestra mente acerca del mundo. Cambiando nuestros pensamientos, veremos un mundo cambiado.

Si queremos, podemos “contemplar un mundo liberado, libre de todos los juicios que he emitido” (2:1). Hoy podemos elegir ver el mundo de manera diferente si queremos. No hay que sentirse culpable por no elegir velo de manera diferente, pero piensa lo infeliz que te ha hecho hasta ahora tu percepción del mundo y pregúntate a ti mismo si no quieres verlo de manera diferente. Tu voluntad es ver el mundo real. Depende de ti, y de mí, elegir verlo hoy.

Padre, esto es lo que Tu Voluntad dispone para mí hoy, por lo tanto, no puede sino ser mi objetivo también. (2:2)


¿Qué es el Juicio Final? (Parte 2)

L.pII.10.1:3-4

En dos frases tenemos el Segundo Advenimiento, el Juicio Final, y el Último Paso:

Lo primero que verás será un mundo que ha aceptado que esto es verdad, al haber sido proyectado desde una mente que ya ha sido corregida. Y con este panorama santo, la percepción imparte una silenciosa bendición y luego desaparece, al haber alcanzado su objetivo y cumplido su misión. (1:3-4)

El “esto” en lo que vemos que el mundo como habiendo aceptado, es la afirmación de la frase anterior de que: “lo falso es falso y que lo que es verdad jamás ha cambiado”. Si el mundo ha aceptado esta afirmación, ello me indica que esto no es sólo el mundo real (el mundo que se ve con los ojos del perdón) sino el Segundo Advenimiento, en el que todas las mentes se Le han entregado a Cristo. La mente sanada y unificada de la Filiación todavía está proyectando pero “desde una mente que ya ha sido corregida”, y por lo tanto lo que proyecta es un mundo sanado. Al ver esta “santa visión”, pronunciamos el Juicio Final que es una bendición silenciosa, pues como el Curso dice en otro lugar, “El Juicio Final es la última curación, en vez de un reparto de castigos” (T.2.VIII.3:3).

Con “la última curación” el propósito y la misión de la percepción (tal como el Espíritu Santo ve su propósito) se han acabado, y por eso desaparece la percepción; en el siguiente párrafo (2:3) el mundo mismo (que es el objeto de nuestra percepción) “simplemente se disuelve en la nada”.

¿Qué sentido tiene entender estos acontecimientos escatológicos? (Escatología es “La rama de la teología que está relacionada con el fin del mundo y de la humanidad”, Diccionario Americano Heritage). Representan la meta hacia la que el Curso nos está llevando. Como el Curso dice en “Cómo Fijar la Meta” (T.17.VI): cuando aceptas una meta, empiezas a pasar por alto todo lo que se interpone en su camino, y empiezas a centrar tu atención en las cosas que la traen. Dice:

El valor de decidir de antemano lo que quieres que ocurra es simplemente que ello te permite percibir la situación como un medio para hacer que tu objetivo se logre. Haces, por lo tanto, todo lo posible por pasar por alto todo lo que interferiría en su logro, y te concentras sólo en lo que te ayuda a conseguirlo. (T.17.VI.4:1-2)

Si entendemos, aunque sea ligeramente, que el objetivo último es una bendición silenciosa, una sanación final, pasar por alto todo error y reconocer la inocencia de toda la creación de Dios y de todas nuestras creaciones, empezaremos a ver todas nuestras situaciones diarias como “un medio para que ocurra”. Haremos todos los esfuerzos para pasar por alto todos los pensamientos de ataque y juicios condenatorios, en nuestra propia mente o en la de otros, porque veremos los pensamientos de ataque y juicios condenatorios como algo que impide el objetivo que estamos buscando.

Otro valor de esta comprensión del Juicio Final es que elimina una de las fuentes de nuestro miedo. Veremos más acerca de ello más adelante en esta sección, pero por ahora, darnos cuenta de que Dios no está al frente de una inquisición castigándonos por cada falta minúscula de Sus leyes, supondrá un gran alivio para muchos de nosotros, influenciados por haber estado metidos en una cultura en la que la religión está llena de temor a la ira de Dios. La idea de un Dios airado y vengativo es algo que el Curso hace todo lo posible por deshacer.















3 comentarios:

  1. Hoy corresponde a la lección 313, van atrasado con un dia. Por favor corregir

    ResponderEliminar
  2. Creo que está bien porque este año es bisiesto y hubo un 29 de febrero. O sea que hoy es la lección 312...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ok gracias pero en el grupo de estudio vamos asi, y esta página me gusta y quise colocar y estaba atrasada. Quise enviale en calendario y no supe adjuntar la imagen

      Eliminar