DESPERTAR AL AMOR

sábado, 12 de diciembre de 2020

12 DICIEMBRE: Hoy me envuelve la paz de Dios, y me olvido de todo excepto de Su Amor.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 346


Hoy me envuelve la paz de Dios, y me olvido de todo excepto de Su Amor.


1. Padre, al despertar hoy los milagros corrigen mi percepción de todas las cosas. 2Y así comienza el día que voy a compartir Contigo tal como compartiré la eternidad, pues el tiempo se ha hecho a un lado hoy. 3No ando en pos de cosas temporales, por lo tanto, ni siquiera las veré. 4Lo que hoy busco trasciende todas las leyes del tiempo, así como las cosas que se perciben en él. 5Quiero olvidarme de todo excepto de Tu Amor. 6Quiero morar en Ti y no saber nada de ninguna otra ley que no sea Tu ley del amor. 7Quiero encontrar la paz que Tú creaste para Tu Hijo, y olvidarme, conforme contemplo Tu gloria y la mía, de todos los absurdos juguetes que fabriqué.

2. Y al llegar la noche; recordaremos únicamente la paz de Dios. 2Pues hoy veremos qué clase de paz es la nuestra, cuando nos olvidamos de todo excepto del Amor de Dios.



Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

Antes de empezar los comentarios acerca de esta lección, voy a compartir algunos pensamientos:

Muchas de las lecciones en esta última parte del Libro de Ejercicios, especialmente ésta, nos llegan desde el estado mental de la mente recta. Ese estado es el propósito del programa de estudios del Curso. Por lo tanto, para la mayoría de nosotros, probablemente todos nosotros, representa un estado mental en el que no vivimos. Sé que hay una parte de mí que está en perfecta armonía con esta lección, pero también hay otra parte que se mantiene aparte cínicamente y me dice: “¿Olvidarte de todo excepto de Su Amor? ¡Ja! Más probable es que recuerdes todo excepto Su Amor. ¿Cuánto tiempo va a durarte esta actitud pomposa después de que salgas por esa puerta? Y si esto es así, ¿por qué molestarse en hacer la lección?”

¿Por qué molestarse? Porque hay una parte de mi mente que está en armonía y canta de felicidad con esta lección, y es la única “parte” que es real. Cada vez que intento ponerme en armonía con pensamientos como éste, y dejar que su significado me inunde y me dirija, algo sucede. Incluso si siento que después de leerlos y pensar en ellos, siento como si nada hubiese sucedido, algo ha sucedido. Y si, aunque sólo sea durante un instante, puedo poner mi mente en armonía con ellos para que, sólo por ese instante, sienta de todo corazón las palabras mientras las digo, puedo haber ahorrado más de mil años en mi desarrollo espiritual. Verdaderamente, sí, merece el esfuerzo. Nosotros nos merecemos el esfuerzo.

Así que mientras leemos esta lección ahora, intentemos dejar a un lado nuestra incredulidad durante sólo un instante, y permitamos que estas palabras se conviertan en la verdad para nosotros. Tengamos fe en que lo que dicen representa a nuestro verdadero Ser, pues así es. Mantengámonos en el significado de estas palabras.

A veces todo parece tan sencillo. Todo lo que hay que hacer es ser felices. A veces siento que podría “estar ahí” ahora mismo, sin ningún esfuerzo ni lucha. Toda la tensión y la lucha vienen de la resistencia, no de ningún esfuerzo para estar iluminado o ser santo. Simplemente olvida todas las cosas excepto Su Amor. Recuerda únicamente la paz de Dios.

Cuando esos pensamientos me vienen, todavía noto el miedo a la pérdida. Cuando abandono la lucha, parece como si estuviera renunciando a algo valioso. Sin embargo, a lo único que renuncio es al dolor.

¿Y si empezase a ser feliz todo el tiempo? ¿Y si renunciase a mi empeño en que algo fuera diferente?

Padre, al despertar hoy los milagros corrigen mi percepción de todas las cosas. Y así comienza el día que voy a compartir Contigo tal como compartiré la eternidad, pues el tiempo se ha hecho a un lado hoy. (1:1-2)

Puedo compartir este día con Dios al igual que compartiré la eternidad con Él. No tengo que hacer nada, no tengo que conseguir nada. La salvación no me pide nada que no pueda dar ahora mismo.

No ando en pos de cosas temporales, por lo tanto, ni siquiera las veré. Lo que hoy busco trasciende todas las leyes del tiempo, así como las cosas que se perciben en él. Quiero olvidarme de todo excepto de Tu Amor. (1:3-5)

En toda mi búsqueda, Padre, lo que realmente busco es Tu Amor. Las cosas del tiempo nunca podrán satisfacerme, en este momento las olvido todas gustosamente. Vengo a Ti, y lo único que necesito es Tu sonrisa llenando mi corazón y desbordándose.

Quiero morar en Ti y no saber nada de ninguna otra ley que no sea Tu ley del amor. Quiero encontrar la paz que Tú creaste para Tu Hijo, y olvidarme, conforme contemplo Tu gloria y la mía, de todos los absurdos juguetes que fabriqué. (1:6-7)

Únicamente la creencia de que no soy digno de Tu Amor me impide gozar de él en todo momento. Tu Amor está aquí ahora. Me permito descansar y relajarme en él. Tu Amor me sustenta, me sostiene y me apoya. No hay nada más. En Tu Amor contemplo Tu gloria y la mía propia, pues Amor es lo que soy.

Y al llegar la noche; recordaremos únicamente la paz de Dios. Pues hoy veremos qué clase de paz es la nuestra, cuando nos olvidamos de todo excepto del Amor de Dios. (2:1-2)

¿Qué me puede impedir tener un día así? Nada. Abro mi corazón al Amor. El Amor de Dios me mece como un océano poderoso y me lleva en Su corriente, rodeándome y flotando en él.


¿Qué es un milagro? (Parte 6)

L.pII.13.3:4-5

Cada azucena de perdón le ofrece al mundo el silencioso milagro del amor. (3:4)

El amor es el verdadero milagro.

Los milagros ocurren naturalmente como expresiones de amor. El verdadero milagro es el amor que los inspira. En este sentido todo lo que procede del amor es un milagro. (T.1.I.3:1-3)

La azucena significa un regalo de perdón que yo le doy a un hermano. Cada vez que ofrezco este regalo, estoy ofreciendo el Amor de Dios al mundo entero. Estoy abriendo una puerta y permitiendo que el Amor se extienda a todo el mundo a través de mí. Dondequiera que ese río de Amor llega, la vida florece, y ése es el milagro.

Y cada una de ellas se deposita ante la Palabra de Dios, en el altar universal al Creador y a la creación, a la luz de la perfecta pureza y de la dicha infinita. (3:5)

El regalo de perdón que le doy a mi hermano es también un regalo que Le hago a Dios. Mi agradecimiento a mis hermanos es mi regalo a Dios. Al reconocer Su creación, Le reconozco a Él. Abrirme a esta corriente de Amor es la fuente de la perfecta pureza y de la dicha sin fin. No hay nada tan gozoso como un corazón amoroso.







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