DESPERTAR AL AMOR

martes, 23 de julio de 2013

23 JULIO: REPASO 184

AUDIOLIBRO

EJERCICIOS



LECCIÓN 204



No soy un cuerpo. Soy libre. 
Pues aún soy tal como Dios me creó.



1. (184) El Nombre de Dios es mi herencia.
2El Nombre de Dios me recuerda que yo soy Su Hijo; que no soy esclavo del tiempo; que no estoy sujeto a las leyes que gobiernan el mundo de las ilusiones enfermizas, y que soy libre en Dios y eternamente uno con Él.

3No soy un cuerpo. 4Soy libre.
5Pues aún soy tal como Dios me creó.






TEXTO



VII. La invocación a la fe



1. Los sustitutos de cualquier aspecto de una situación son los testigos de tu falta de fe. 2Demuestran que no creíste que la situa­ción y el problema estuviesen en el mismo lugar. 3El problema era la falta de fe, y esto es lo que demuestras cuando lo separas de su fuente y lo pones en otro lugar. 4Como resultado de ello, no ves el problema. 5De no haberte faltado la fe de que podía ser resuelto, el problema habría desaparecido. 6Y la situación habría tenido sentido para ti porque se habría eliminado cualquier interferen­cia que hubiese impedido que la entendieses. 7Trasladar el pro­blema a otro lugar es perpetuarlo, pues te desentiendes de él y haces que sea irresoluble.

2. No hay ningún problema que la fe no pueda resolver. 2Si trasla­das cualquier aspecto de un problema a otro lugar, ello hará que sea imposible solventarlo. 3Pues si trasladas parte del problema a otro lugar, el significado del problema inevitablemente se pierde, y la solución del problema radica en su significado. 4¿No es posi­ble acaso que todos tus problemas ya se hayan resuelto, pero que tú te hayas excluido a ti mismo de la solución? 5La fe, no obstante, tiene que estar donde algo se ha consumado, y donde tú ves que se consumó.

3. Una situación es una relación, pues es una confluencia de pen­samientos. 2Si se perciben problemas, es porque se cree que los pensamientos están en conflicto. 3Mas si el objetivo es la verdad, eso es imposible. 4Alguna idea relacionada con el cuerpo tuvo que haberse inmiscuido, ya que las mentes no pueden atacar. 5Pensar en cuerpos indica falta de fe, pues los cuerpos no pueden solven­tar nada. 6El que se inmiscuyan en la relación -lo cual es un error acerca de lo que piensas de la situación- es lo que entonces se convierte en la justificación de tu falta de fe. 7Cometerás este error, pero no dejes que ello sea motivo de preocupación para ti. 8El error no importa. 9La falta de fe que se lleva ante la fe nunca será un escollo para la verdad. 10Pero usar la falta de fe contra la verdad siempre destruirá la fe. 11Si te falta fe, pide que se te restituya allí donde se perdió, y no intentes que se te indemnize por ella en otra parte, como si se te hubiese privado injustamente de ella.

4. Únicamente lo que tú no has dado es lo que puede faltar en cualquier situación. 2Pero recuerda esto: la santidad fue la meta que se fijó para tu relación, y no fuiste tú quien lo hizo. 3No fuiste tú quien la fijó porque la santidad no se puede ver excepto mediante la fe, y tu relación no era santa por razón de la limitada y reducida fe que tenías en tu hermano. 4Tu fe tiene que aumen­tar para poder alcanzar la meta que se ha fijado. 5La realidad de la meta facilitará eso, pues te permitirá ver que la paz y la fe no vienen por separado. 6¿Cómo podrías estar en una situación sin tener fe y al mismo tiempo serle fiel a tu hermano?

5. Cada situación en la que te encuentras no es más que un medio para satisfacer el propósito que se estableció para tu relación. 2Si la ves como algo diferente, es que te falta fe. 3No hagas uso de esa falta de fe. 4Deja que se presente y obsérvala con calma, pero no hagas uso de ella. 5La falta de fe es la sierva de lo ilusorio, y es totalmente fiel a su amo. 6Haz uso de ella, y te llevará directa­mente a las ilusiones. 7No te sientas tentado por lo que te ofrece. 8La falta de fe no supone ningún obstáculo para el objetivo, sino para el valor que éste tiene para ti. 9No aceptes la ilusión de paz que te ofrece, sino que, por el contrario, contempla su ofrecimiento y reconoce que es una ilusión.

6. El objetivo de la ilusión está tan estrechamente vinculado a la falta de fe como la fe lo está a la verdad. 2Si pones en duda que alguien pueda desempeñar su papel, y desempeñarlo perfecta­mente en cualquier situación entregada de antemano a la verdad, es que la entrega no fue absoluta. 3Esto significa que no has tenido fe en tu hermano y que has usado tu falta de fe contra él. 4Nin­guna relación es santa a menos que su santidad la acompañe a todas partes. 5De la misma manera en que la santidad y la fe van de la mano, así su fe tiene también que acompañarla a todas par­tes. 6La realidad del objetivo inspirará y obrará cualquier milagro que sea necesario para su logro. 7Cualquier cosa tanto si es dema­siado grande como demasiado pequeña, demasiado débil o de­masiado apremiante, será puesta dulcemente a su servicio para apoyar su propósito. 8El universo la servirá gustosamente, tal como ella sirve al universo. 9Pero no interfieras.

7. El poder que se ha depositado en ti, en quien se ha establecido el objetivo del Espíritu Santo, transciende tanto tu limitada con­cepción de lo infinito, que no tienes idea de la magnitud de la fuerza que te acompaña. 2Y puedes usar esta fuerza con perfecta seguridad. 3No obstante, a pesar de su extraordinario poder, tan grande que se extiende allende las estrellas hasta el universo que se encuentra más allá de ellas, tu insignificante falta de fe la puede neutralizar, si en su lugar prefieres valerte de tu falta de fe. 

8. Considera, no obstante, lo que sigue a continuación, y descu­bre la causa de tu falta de fe: crees que la razón por la que tienes algo contra tu hermano es por lo que él te hizo a ti. 2Mas por lo que realmente lo culpas es por lo que tú le hiciste a él. 3No le guardas rencor por su pasado sino por el tuyo. 4Y no tienes fe en él debido a lo que tú fuiste. 5Tú eres, sin embargo, tan inocente de ello como lo es él. 6Lo que nunca existió no tiene causa, ni está ahí para obstruir a la verdad. 7La falta de fe no tiene causa; la fe, en cambio, sí tiene Causa. 8Esa Causa ha entrado a formar parte de toda situación que comparta Su propósito. 9La luz de la verdad brilla desde el centro de la situación, y ejerce influencia sobre todos aquellos a quienes el propósito de la situación llama. 10Y llama a todo el mundo. 11No hay situación que no incluya a toda tu relación, a todos sus aspectos y a todas sus partes. 12No puedes excluir ningún aspecto de ti mismo y esperar que la situación siga siendo santa. 13Pues ese aspecto comparte el propósito de tu relación en su totalidad y deriva su significado de ella.

9. A menos que la fe que tienes en tu hermano te acompañe en toda situación, serás infiel a tu propia relación. 2Tu fe exhortará a los demás a que compartan tu propósito, tal como el propósito en sí invocó la fe en ti. 3Y verás los medios que una vez empleaste para que te condujesen a las ilusiones, transformados en medios que te conducen a la verdad. 4La verdad invoca la fe, y la fe le hace sitio a la verdad. 5Cuando el Espíritu Santo cambió el propó­sito de tu relación al intercambiar el tuyo por el Suyo, el objetivo que estableció en ella se extendió a toda situación en que jamás puedas verte envuelto. 6Y así liberó del pasado todas las situacio­nes que éste habría desprovisto de significado.

10. Invocas la fe por razón de Aquel que te acompaña en toda situación. 2Ya no estás completamente loco ni tampoco solo. 3Pues la idea de que en Dios puede haber soledad no puede sino ser un sueño. 4Tú, cuya relación comparte el objetivo del Espíritu Santo, has sido alejado de la soledad porque la verdad ha llegado. 5Su invocación a la fe es poderosa. 6No uses tu falta de fe contra la verdad, pues ésta te exhorta a que te salves y a que estés en paz.

lunes, 22 de julio de 2013

22 JULIO: REPASO 183

AUDIOLIBRO

EJERCICIOS



LECCIÓN 202



No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.




1. (183) Invoco el Nombre de Dios y el mío propio.

2El Nombre de Dios es mi liberación de todo pensamiento de maldad y de pecado porque es mi nombre, así como el de Él.

3No soy un cuerpo. 4Soy libre.
5Pues aún soy tal como Dios me creó.



TEXTO



VI. Cómo fijar la meta




1. La aplicación práctica del propósito del Espíritu Santo es extremadamente simple, aunque inequívoca. 2De hecho, para poder ser simple tiene que ser inequívoca. 3Lo simple es sólo lo que se entiende fácilmente, y para ello, es evidente que debe ser claro. 4El objetivo del Espíritu Santo opera dentro de un marco general, pero Él te ayudará a hacerlo específico, porque la apli­cación práctica es específica. 6El Espíritu Santo provee ciertas directrices muy concretas que se pueden aplicar en cualquier situación, pero recuerda que tú aún no te has dado cuenta de que su aplicación es universal. 7A estas alturas, por lo tanto, es esen­cial utilizarlas en toda situación separadamente, hasta que pue­das ver más allá de cada situación con mayor seguridad, y con un entendimiento mucho más amplio del que ahora posees.

2. En cualquier situación en que no sepas qué hacer, lo primero que tienes que considerar es sencillamente esto: "¿Qué es lo que quiero que resulte de esta situación? 2¿Qué propósito tiene?" 3El objetivo debe definirse al principio, pues eso es lo que determi­nará el resultado. 4El ego procede a la inversa. 5La situación se convierte en lo que determina el resultado, que puede ser cual­quier cosa. 6La razón de este enfoque desorganizado es evidente. 7El ego no sabe qué es lo que quiere que resulte de la situación. 8Es consciente de lo que no quiere, pero sólo de eso. 9No tiene ningún objetivo constructivo en absoluto.

3. Sin un objetivo constructivo, establecido de antemano y clara­mente definido, la situación simplemente parece ocurrir al azar y no tiene ningún sentido hasta que ya ha ocurrido. 2Entonces miras en retrospectiva, y tratas de reconstruirla para ver qué sentido tuvo. 3Y no podrás sino equivocarte. 4No sólo porque tus juicios están vinculados al pasado, sino porque tampoco tienes idea de lo que debió haber ocurrido. 5No se estableció ningún objetivo con el que armonizar los medios. 6Y ahora el único dictamen que puede hacerse es si al ego le gusta lo que pasó o no, si es aceptable para él o si clama por venganza. 7La ausencia de un criterio establecido de antemano que determine el resultado final, hace que sea du­doso el que se pueda entender y que sea imposible evaluarlo.

4. El valor de decidir de antemano lo que quieres que ocurra es simplemente que ello te permite percibir la situación como un medio para hacer que tu objetivo se logre. 2Haces, por lo tanto, todo lo posible por pasar por alto todo lo que interferiría en su logro, y te concentras sólo en lo que te ayuda a conseguirlo. 3Es obvio que este enfoque ha hecho que la manera en que distingues lo verdadero de lo falso sea más parecida a la del Espíritu Santo. 4Lo verdadero viene a ser lo que se puede utilizar para lograr el objetivo, 5y lo falso, lo inútil desde ese punto de vista. 6La situa­ción tiene ahora sentido, pero sólo porque el objetivo ha hecho que lo tenga.

5. Tener a la verdad por objetivo tiene otras ventajas prácticas. 2Si la situación se usa en favor de la verdad y la cordura, su desen­lace no puede ser otro que la paz. 3Y esto es así independiente de cuál sea el desenlace. 4Si la paz es la condición de la verdad y la cordura, y no puede existir sin ellas, allí donde hay paz tienen que estar también la verdad y la cordura. 5La verdad viene por su propia iniciativa. 6Si experimentas paz, es porque la verdad ha venido a ti, y así, no podrás sino ver el desenlace correctamente, pues el engaño no puede prevalecer contra ti. 7Podrás reconocer el desenlace precisamente porque estás en paz. 8En esto se puede ver una vez más lo opuesto a la manera de ver del ego, pues el ego cree que es la situación la que da lugar a la experiencia. 9El Espíritu Santo sabe que la situación es tal como el objetivo la determina, y que se experimenta de acuerdo con ese objetivo.

6. Tener a la verdad por objetivo requiere fe. 2La fe está implícita en la aceptación del propósito del Espíritu Santo, y esta fe lo abarca todo. 3Allí donde se ha establecido el objetivo de la verdad, allí tiene que estar la fe. 4El Espíritu Santo ve la situación como un todo. 5El objetivo establece el hecho de que todo aquel que esté involucrado en la situación desempeñará el papel que le corres­ponde en la consecución del mismo. 6Esto es inevitable. 7Nadie fracasará en su cometido. 8Esto parece requerir mucha más fe de la que tú tienes ahora, y mucha más de la que tú puedes dar. 9Esto es así, no obstante, sólo desde el punto de vista del ego, pues el ego cree que la manera de "resolver" los conflictos es fragmentán­dolos, y, así, no percibe la situación como un todo. 10El ego, por consiguiente, intenta dividir la situación en segmentos y lidiar con cada uno de ellos por separado, pues tiene fe en la separación y no en la unidad.

7. Cuando el ego se enfrenta a un aspecto de la situación que parece ser difícil, trata de trasladarlo a otro lugar y resolverlo allí. 2Y parecerá tener éxito, salvo que ese intento entra en conflicto con la unidad, y no puede por menos que enturbiar el objetivo de la verdad. 3Y no se podrá experimentar paz, salvo en fantasías. 4La verdad no ha venido porque la fe ha sido negada, al no haberse depositado donde por derecho propio le corresponde estar. 5De este modo pierdes el entendimiento de la situación que el objetivo de la verdad te brindaría. 6Pues las soluciones que proceden de fantasías no aportan sino una experiencia ilusoria, y una paz ilusoria no es la condición que le permite la entrada a la verdad.

domingo, 21 de julio de 2013

21 JULIO: REPASO 182

AUDIOLIBRO

EJERCICIOS



LECCIÓN 202



No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.



1. (182) Permaneceré muy quedo por un instante e iré a mi hogar.
2¿Por qué habría de elegir quedarme un solo instante más donde no me corresponde estar, cuando Dios Mismo me ha dado Su Voz, la cual me exhorta a retornar a mi hogar?

3No soy un cuerpo. 4Soy libre.
5Pues aún soy tal como Dios me creó.