DESPERTAR AL AMOR

jueves, 20 de noviembre de 2014

20 NOVIEMBRE: No quiero ser guía. Quiero ser simplemente un seguidor.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 324


No quiero ser guía. Quiero ser simplemente un seguidor.


1. Padre, Tú eres Quien me dio el plan para mi salvación. 2Eres asi­mismo Quien determinó el camino que debo recorrer, el papel que debo desempeñar, así como cada paso en el sendero señalado. 3No puedo per­derme. 4Tan sólo puedo elegir desviarme por un tiempo, y luego volver. 5Tu amorosa Voz siempre me exhortará a regresar, y me llevará por el buen camino. 6Mis hermanos pueden seguir el camino por el que les dirijo. 7Mas yo simplemente recorreré el caminó que conduce a Ti, tal como Tú me indiques y quieras que yo haga.

2. Sigamos, por lo tanto, a Uno que conoce el camino. 2No tene­mos por qué rezagarnos, ni podemos soltarnos de Su amorosa Mano por más de un instante. 3Caminamos juntos, pues le segui­mos. 4Y es Él Quien hace que el final sea seguro y Quien garan­tiza que llegaremos a salvo a nuestro hogar.




TEXTO


III. El acuerdo a unirse


1. Lo que espera en perfecta certeza más allá de la salvación no nos concierne ahora, pues apenas has empezado a dejar que se te guíe en tus primeros e inciertos pasos de ascenso por la escalera que la separación te hizo descender. 2El milagro es lo único que debe concernirte ahora. 3Éste es nuestro punto de partida. 4Y habiendo comenzado, el camino de ascenso hacia el despertar y el final del sueño quedará libre y despejado. 5Cuando aceptas un milagro, no añades tu sueño de miedo a uno que ya está siendo soñado. 6Sin apoyo, el sueño se desvanecerá junto con todos sus aparentes efectos, pues es tu apoyo lo que lo refuerza.

2. Ninguna mente puede estar enferma a menos que otra mente esté de acuerdo en que están separadas. 2Por lo tanto, su decisión conjunta es estar enfermas. 3Si te niegas a dar tu conformidad y aceptas el papel que juegas en hacer que la enfermedad sea real, la otra mente no podrá proyectar su culpabilidad, ya que no has colaborado en dejar que se perciba a sí misma como separada y aparte de ti. 4De este modo, ninguna de las dos percibe el cuerpo como enfermo desde diferentes puntos de vista. 5Unirte a la mente de un hermano bloquea la causa de la enfermedad y sus percibidos efectos. 6La curación es el efecto de mentes que se unen, tal como la enfermedad es la consecuencia de mentes que se separan.

3. El milagro no hace nada precisamente porque las mentes están unidas y no se pueden separar. 2En el sueño, no obstante, esto se ha invertido, y las mentes separadas se ven como cuerpos, los cuales están separados y no pueden unirse. 3No permitas que tu hermano esté enfermo, pues si lo está, ello quiere decir que lo dejaste a merced de su propio sueño al compartirlo con él. 4Él no ha visto dónde reside la causa de su enfermedad, y tú has ignorado la brecha que os separa, que es donde la enfermedad se ha incubado. 5De esta forma, os unís en la enfermedad para dejar sin sanar la diminuta brecha donde se protege celosamente a la enfermedad, donde se estima y donde se sustenta por una firme creencia, no sea que Dios venga y la salve con un puente que conduzca hasta Él. 6No te opongas a Su llegada combatiéndolo con ilusiones, pues Su llegada es lo que deseas por encima de todas las cosas que parecen titilar en el sueño.

4. El final del sueño es el fin del miedo, pues el amor nunca formó parte del mundo de los sueños. 2La brecha es pequeña. 3Sin embargo, contiene las semillas de la pestilencia y toda suerte de males, puesto que es el deseo de perpetuar la separación y de impedir la unión. 4Y así, parece conferirle a la enfermedad una causa que no es su causa. 5El propósito de la brecha es la única causa de la enfermedad. 6Pues se concibió a fin de mantenerte separado y dentro de un cuerpo que tú ves como si fuese la causa del dolor.

5. La causa del dolor es la separación, no el cuerpo, el cual es sólo su efecto. 2Sin embargo, la separación no es más que un espacio vacío, que no contiene nada ni hace nada, y que es tan insustan­cial como la estela que los barcos dejan entre las olas al pasar. 3Dicho espacio vacío se llena con la misma rapidez con la que el agua se abalanza a cerrar la estela según las olas se unen. 4¿Dónde está la estela que había entre las olas una vez que éstas se han unido y han llenado el espacio que por un momento pare­cía separarlas? 5¿Dónde está la base de la enfermedad una vez que las mentes se han unido para cerrar la diminuta brecha que había entre ellas y en la que las semillas de la enfermedad pare­cían germinar?

6. Dios tiende el puente, pero sólo en el espacio que el milagro ha dejado libre y despejado. 2Mas Él no puede tender un puente sobre las semillas de la enfermedad y la vergüenza de la culpabi­lidad, pues no puede destruir una voluntad ajena que Él no creó. 3 Deja que los efectos de ésta desaparezcan y no te aferres a ellos desesperadamente, tratando de conservarlos. 4El milagro los hará a un lado, haciendo así sitio para Aquel Cuya Voluntad es venir y tender un puente para que Su Hijo regrese a Él.

7. Considera, entonces, los plateados milagros y los dorados sue­ños de felicidad como los únicos tesoros que quieres conservar dentro del almacén del mundo. 2La puerta está abierta, no para que entren ladrones, sino tus hermanos hambrientos, quienes confundieron el brillo de una piedrecilla con oro y almacenaron un puñado de nieve reluciente creyendo que era plata. 3Sin embargo, a este lado de la puerta abierta no tienen nada. 4¿Qué es el mundo, sino una diminuta brecha que parece desgarrar la eter­nidad y fragmentarla en días, meses y años? 5¿Y qué sois vosotros que vivís en el mundo, sino una imagen fragmentada del Hijo de Dios, donde cada uno de los fragmentos está oculto dentro de un trocito de barro separado e inseguro?

8. No tengas miedo, hijo mío, sino deja más bien que los milagros iluminen dulcemente tu mundo. 2Y allí donde la diminuta brecha parecía interponerse entre tú y tu hermano, únete a él. 3Y de este modo, será evidente que la enfermedad no tiene causa. 4El sueño de curación reside en el perdón, que dulcemente te muestra que nunca pecaste. 5El milagro no dejará ningún vestigio de culpabili­dad que pueda traerte testigos de lo que nunca fue. 6Y preparará en tu almacén un lugar de bienvenida para tu Padre y tu Ser. 7La puerta está abierta para que todos aquellos que no quieran seguir hambrientos y deseen gozar del festín de abundancia que allí se les ha preparado puedan entrar. 8Y éstos se reunirán con tus Invi­tados, a quienes el milagro invitó a venir a ti.

9. Este festín es muy distinto de los que se acostumbran a dar en el sueño del mundo. 2Pues aquí, cuanto más reciba cada uno, más habrá para ser compartido por todos los demás. 3Los Invitados han traído Consigo provisiones ilimitadas. 4Y a nadie se le priva de nada, ni nadie puede privar a otro de nada. 5He aquí el festín que el Padre tiende ante Su Hijo y que comparte con él equitati­vamente. 6Y en ese compartir no puede haber una brecha en la que la abundancia merme y disminuya. 7Aquí los años de escasez no se presentarán, ya que el tiempo no forma parte de este festín, pues es eterno. 8El Amor ha desplegado su mesa en el espacio que parecía mantener a tus Invitados alejados de ti.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

19 NOVIEMBRE: Gustosamente "sacrifico" el miedo.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 323


Gustosamente "sacrifico" el miedo.


1. He aquí el único "sacrificio" que le pides a Tu Hijo bienamado: que abandone todo sufrimiento, toda sensación de pérdida y de tristeza, toda ansiedad y toda duda, y que deje que Tu Amor entre a raudales a su conciencia, sanándolo del dolor y otorgándole Tu Propia dicha eterna. 2Tal es el "sacrificio" que me pides y que yo me impongo gustosamente: el único "costo" que supone reinstaurar en mí Tu recuerdo para la sal­vación del mundo.

 2. Y al saldar la deuda que tenemos con la verdad -una deuda que consiste sencillamente en abandonar los auto-engaños y las imágenes que venerábamos falsamente- , la verdad regresa ínte­gra y llena de júbilo a nosotros. 2Ya no nos engañamos. 3El amor ha regresado a nuestra conciencia. 4Y ahora estamos en paz otra vez, pues el miedo ha desaparecido y lo único que queda es el amor.



TEXTO

 

II. La inversión de efecto y causa



1. Sin causa no puede haber efectos, mas sin efectos no puede haber causa. 2Lo que hace que una causa sea causa son sus efectos; el Padre es Padre por razón de Su Hijo. 3Los efectos no crean su causa, pero sí establecen su condición de causa. 4De este modo, el Hijo otorga Paternidad a su Creador y recibe el regalo que le ha dado. 5Y puesto que es el Hijo de Dios, tiene que ser a su vez un padre, que crea tal como su Padre lo creó a él. 6El círculo de creación no tiene fin. 7Su punto de partida y su punto final son el mismo, 8pero dentro de sí encierra a todo el universo de la crea­ción, sin principio ni fin.

2. La paternidad es creación. 2El amor tiene que extenderse. 3La pureza no está limitada en modo alguno. 4La naturaleza del ino­cente es ser eternamente libre, sin barreras ni limitaciones. 5La pureza, por lo tanto, no es algo propio del cuerpo. 6Ni tampoco puede hallarse allí donde hay limitaciones. 7El cuerpo puede curar gracias a los efectos de la pureza, los cuales son tan ¡limitados como ella misma. 8No obstante, toda curación tiene lugar cuando se reconoce que la mente no está dentro del cuerpo, que su inocencia es algo completamente aparte de él y que está allí donde reside la curación. 9¿Dónde se encuentra, entonces, la cura­ción? 10Únicamente allí donde a su causa se le confieren sus efec­tos. 11Pues la enfermedad es un intento descabellado de adjudicar efectos a lo que carece de causa y de hacer de ello una causa.

3. La enfermedad es siempre un intento por parte del Hijo de Dios de ser él su propia causa y de no permitirse a sí mismo ser el Hijo de su Padre. 2Como consecuencia de este deseo irrealizable, él no cree ser el efecto del Amor, sino que él mismo debe ser su propia causa debido a lo que es. 3La causa de la curación es la única Causa de todo 4y sólo tiene un efecto. 5En este reconoci­miento no se le adjudica ningún efecto a lo que carece de causa y no se percibe ninguno. 6Una mente contenida en un cuerpo y un mundo poblado de otros cuerpos, cada uno de ellos con una mente separada, es lo que constituye tus "creaciones", y tú eres la "otra" mente que crea efectos diferentes de sí misma. 7Y al ser su "padre", tienes que ser como ellos.

4. En realidad no ha ocurrido nada, excepto que te quedaste dor­mido y tuviste un sueño en el que eras un extraño para ti mismo y tan sólo una parte del sueño de otro. 2El milagro no te des­pierta, sino que simplemente te muestra quién es el soñador. 3Te enseña que mientras estés dormido puedes elegir entre diferen­tes sueños, dependiendo del propósito que le hayas adscrito a tu soñar. 4¿Deseas sueños de curación o sueños de muerte? 5Un sueño es como una memoria, en el sentido de que te presenta las imágenes que quieres que se te muestren.

5. Todos tus retazos de memorias y sueños se conservan en un almacén vacío, cuyas puertas están abiertas de par en par. 2Pero si tú eres el soñador, puedes percibir cuando menos esto: que tú eres el causante del sueño, y, por lo tanto, que puedes aceptar otro sueño. 3Pero para que este cambio en el contenido del sueño tenga lugar, es esencial que te des cuenta de que fuiste tú quien soñó el sueño que no te gusta. 4Pues no es otra cosa que un efecto que tú causaste, y del que ya no quieres ser la causa. 5Cuando los sueños son de asesinato y ataque, tú eres la víctima en un cuerpo moribundo que ha sido herido. 6Pero cuando los sueños son de perdón, a nadie se le pide ser la víctima o el que padece. 7Éstos son los felices sueños que el milagro te ofrece a cambio de los tuyos. 8No te pide que concibas otro sueño, sino sólo que te descuenta de que inventaste el que quieres intercambiar por los de perdón.

6. Este mundo carece de causa, al igual que todos los sueños que nadie jamás haya tenido en él. 2Ningún plan es posible en él, ni hay nada que sea comprensible. 3¿Qué otra cosa se puede esperar de lo que no tiene causa? 4Sin embargo, si no tiene causa, tam­poco tiene propósito. 5Puedes ser el causante de un sueño, pero jamás podrás hacer que sus efectos sean reales. 6Pues ello cambia­ría su causa, y eso es precisamente lo que no puedes hacer. 7El soñador de un sueño no está despierto ni sabe que duerme. 8En sus sueños tiene fantasías de estar enfermo o sano, deprimido o feliz, pero sin una causa estable con efectos garantizados.

7. El milagro establece que estás teniendo un sueño y que su con­tenido no es real. 2Éste es un paso crucial a la hora de lidiar con ilusiones. 3Nadie tiene miedo de ellas cuando se da cuenta de que fue él mismo quien las inventó. 4Lo que mantenía vivo al miedo era que él no veía que él mismo era el autor del sueño y no una de sus figuras. 5Él se causa a sí mismo lo que sueña que le causó a su hermano. 6Y esto es todo lo que el sueño ha hecho y lo que le ha ofrecido para mostrarle que sus deseos se han cumplido. 7Y así, él teme su propio ataque, pero lo ve venir de la mano de otro. 8Como víctima que es, sufre por razón de los efectos del ataque, pero no por razón de su causa. 9No es el autor de su propio ata­que, y es inocente de lo que ha causado. 10El milagro no hace sino mostrarle que él no ha hecho nada. 11De lo que tiene miedo es de una causa que carece de los efectos que habrían hecho de ella una causa. 12Por lo tanto, nunca lo fue.

8. La separación comenzó con el sueño de que el Padre estaba privado de Sus Efectos y de que era incapaz de conservarlos, pues había dejado de ser su Creador. 2En el sueño, el soñador se hizo a sí mismo. 3Pero lo que hizo se volvió contra él, asumiendo el papel de creador suyo, tal como él mismo había hecho. 4Y así como él odió a su Creador, del mismo modo las figuras del sueño lo odian a él. 5Su cuerpo es esclavo de ellas, que abusan de él porque los motivos que él le adjudicó al cuerpo ellas los han adoptado como propios. 6Y odian al cuerpo por la venganza que éste quiere hacer que recaiga sobre ellas. 7Mas la venganza de ellas contra el cuerpo es lo que parece probar que el soñador no es el autor del sueño. 8Primero se separan efecto y causa, y luego se invierten, de forma que el efecto se convierte en causa y la causa en efecto.

9. Ése es el último paso de la separación, con el que da comienzo la salvación, la cual se encamina en dirección contraria. 2Este último paso es un efecto de lo que ha sucedido antes, que ahora parece ser la causa. 3El milagro es el primer paso en el proceso de devolverle a la Causa la función de ser causa y no efecto. 4Pues esta confusión ha dado lugar al sueño, y mientras no se resuelva, despertar seguirá siendo algo temible. 5Y la llamada a despertar no será oída, pues parecerá ser la llamada al temor.

10. Al igual que todas las lecciones que el Espíritu Santo te pide que aprendas, el milagro es inequívoco. 2El milagro es la demos­tración de lo que Él quiere que aprendas, y te enseña que lo que te interesa son sus efectos. 3En Sus sueños de perdón, los efectos de tus sueños quedan des-hechos, y aquellos que eran tus enemi­gos acérrimos se perciben ahora como amigos que te desean el bien. 4Ahora se ve que vuestra enemistad jamás tuvo causa, puesto que ellos no la causaron. 5Y puedes aceptar que fuiste tú el autor de su odio porque te das cuenta de que no tiene efectos. 6Te has liberado del sueño lo suficiente como para darte cuenta de que el mundo es neutral y de que no es necesario tener miedo de los cuerpos que parecen moverse por él como entes separa­dos. 7Por lo tanto, no están enfermos.

11. El milagro te devuelve la causa del miedo a ti que lo inven­taste. 2Pero también te muestra, que, al no tener efectos, no es realmente una causa porque la función de lo causativo es produ­cir efectos. 3Y allí donde los efectos han desaparecido, no hay causa. 4De este modo, el cuerpo se cura gracias a los milagros, ya que éstos demuestran que la mente inventó la enfermedad y que utilizó al cuerpo para ser la víctima, o el efecto, de lo que ella inventó. 5Mas la mitad de la lección no es toda la lección. 6El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que aprendes es que el cuerpo se puede curar, pues no es ésta la lección que se le encomendó enseñar. 7La lección que se le encomendó enseñar es que lo que estaba enfermo era la mente que pensó que el cuerpo podía enfermar. aProyectar su culpabilidad no causó nada ni tuvo efectos.

12. Este mundo está repleto de milagros. 2Se alzan en radiante silencio junto a cada sueño de dolor y sufrimiento, de pecado y culpabilidad. 3Representan la alternativa al sueño, la elección de ser el soñador, en vez de negar el papel activo que has desempe­ñado en la fabricación del sueño. 4Los milagros son los felices efectos de devolver la enfermedad -la consecuencia- a su causa. 5EI cuerpo se libera porque la mente reconoce lo siguiente: "Nadie me está haciendo esto a mí, sino que soy yo quien me lo estoy haciendo a mí mismo". 6Y así, la mente queda libre para llevar a cabo otra elección. 7A partir de ahí, la salvación procederá a cam­biar el rumbo de cada paso que jamás se haya dado en el descenso hacia la separación, hasta que lo andado se haya desandado, la escalera haya desaparecido y todos los sueños del mundo hayan sido des-hechos.

martes, 18 de noviembre de 2014

18 NOVIEMBRE: Tan sólo puedo renunciar a lo que nunca fue real.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 322


Tan sólo puedo renunciar a lo que nunca fue real.


1. Lo único que sacrifico son las ilusiones, nada más. 2Y a medida que éstas desaparecen, descubro los regalos que trataban de ocul­tar, los cuales me aguardan en jubilosa espera, listos para entre­garme los ancestrales mensajes que me traen de Dios. 3En cada regalo Suyo que acepto yace Su recuerdo. 4Y cada sueño sirve únicamente para ocultar el Ser que es el único Hijo de Dios, el Ser que fue creado a Su Semejanza, el Santo Ser que aún mora en Él para siempre, tal como Él aún mora en mí.

2. Padre, para Ti cualquier sacrificio sigue siendo algo por siempre inconcebible. 2Por lo tanto, sólo en sueños puedo hacer sacrificios. 3Tal como Tú me creaste, no puedo renunciar a nada que Tú me hayas dado. 4Lo que Tú no has dado es irreal. 5¿Qué pérdida podría esperar sino la pérdida del miedo y el regreso del amor a mi mente?



TEXTO



8. Ésta es la Causa que el Espíritu Santo ha recordado por ti, cuando tú la habrías olvidado. 2No es una causa pasada porque Él jamás permitió que no se recordase. 3Nunca ha cambiado porque en ningún momento dejó Él de mantenerla a salvo en tu mente. 4Sus consecuencias te parecerán ciertamente nuevas porque pen­saste que no recordabas su Causa. 5Mas nunca estuvo ausente de tu mente, pues no era la Voluntad de tu Padre que Su Hijo no lo recordase.

9. Lo que tú recuerdas nunca sucedió, 2pues procedió de una ausencia de causa, que tú pensaste que era una causa. 3Cuando te des cuenta de que has estado recordando consecuencias que care­cen de causa y de que, por lo tanto, jamás pudieron haber tenido efectos, no podrás por menos que reírte. 4El milagro te recuerda una Causa que está eternamente presente y que es inmune al tiempo y a cualquier interferencia. 5Dicha Causa nunca ha dejado de ser lo que es. 6Y tú eres Su efecto, tan inmutable y perfecto como Ella Misma. 7Su recuerdo no se encuentra en el pasado, ni aguarda al futuro. 8Tampoco se revela en los milagros. 9Éstos no hacen sino recordarte que esa Causa no ha desaparecido. 10Cuando le perdones tus propios pecados, dejarás de negarla.

10. Tú que has querido condenar a tu propio Creador no puedes comprender que no fue Él Quien condenó a Su Hijo. 2Quieres negarle Sus Efectos, sin embargo, Éstos jamás han sido negados. 3Es imposible que Su Hijo pudiese jamás haber sido condenado por lo que carece de causa y es contrario a Su Voluntad. 4De lo único que tu memoria quiere dar testimonio es del temor a Dios. 5Él no ha hecho eso que temes. 6Ni tú tampoco. 7Por lo tanto, jamás perdiste tu inocencia. 8No tienes necesidad de curación para estar sano. 9Desde la quietud de tu interior, ve en el milagro una lección en cómo permitir que la Causa tenga Sus Propios efectos y en no hacer nada que pueda interferir.

11. El milagro llega silenciosamente a la mente que se detiene por un instante y se sumerge en la quietud. 2Se extiende dulcemente desde ese momento de quietud, y desde la mente a la que en dicha quietud sanó, hasta otras mentes para que compartan su quietud. 3Y éstas se unirán en su cometido de no hacer nada que impida el retorno de la radiante extensión del milagro a la Mente que dio origen a todas las mentes. 4Puesto que el milagro nació como resultado de un acto de compartir, no puede haber ninguna pausa en el tiempo que pueda hacer que el milagro se demore en llegar cuanto antes a las mentes perturbadas, para brindarles un momento de quietud en el que el recuerdo de Dios pueda retor­nar a ellas. 5Lo que creían recordar se acalla ahora, y lo que ha venido a ocupar su lugar no se olvidará completamente después.

12. Aquel a Quien dedicas parte de tu tiempo te da las gracias por cada instante de silencio que le ofreces. 2Pues en cada uno de esos instantes se le permite al recuerdo de Dios ofrecer todos sus teso­ros al Hijo de Dios, que es para quien se han conservado. 3¡Cuán gustosamente se los ofrece el Espíritu Santo a aquel para quien le fueron dados! 4Y Su Creador comparte Su agradecimiento por­que a Él no se le puede privar de Sus Efectos. 5El instante de silencio que Su Hijo acepta le da la bienvenida a la eternidad así como a Él, permitiéndoles a Ambos entrar donde es Su deseo morar. 6Pues en ese instante el Hijo de Dios no hace nada que le pueda producir temor.

13. ¡Cuán rápidamente aflora el recuerdo de Dios en la mente que no tiene ningún temor que la mantenga alejada de dicho recuerdo! 2Lo que dicha mente había estado recordando desaparece. 3Ya no hay pasado que con su imagen tenebrosa impida el feliz despertar de la mente a la paz presente. 4Las trompetas de la eternidad resuenan por toda la quietud, mas no la perturban. 5Y lo que ahora se recuerda es la Causa, no el miedo, el cual se inventó con vistas a anular aquella y a mantenerla en el olvido. 6La quietud habla con suaves murmullos de amor que el Hijo de Dios recuerda de antaño, antes de que su propio recuerdo se interpu­siese entre el presente y el pasado, para hacerlos inaudibles.

14. Ahora el Hijo de Dios se ha vuelto por fin consciente de una Causa presente y de Sus benévolos efectos. 2Ahora comprende que lo que él ha hecho carece de causa y que no tiene efectos de ninguna clase. 3Él no ha hecho nada. 4Y al reconocer esto, se da cuenta de que nunca ha tenido necesidad de hacer nada, y de que nunca la tuvo. 5Su Causa es Sus Efectos. 6Jamás hubo otra causa aparte de Ella que pudiese generar un pasado o un futuro dife­rentes. 7Sus Efectos son por siempre inmutables y se encuentran enteramente más allá del miedo y del mundo del pecado.

15. ¿Qué se ha perdido por dejar de ver lo que carece de causa? 2¿Y dónde está el sacrificio, una vez que el recuerdo de Dios ha venido a ocupar el lugar que antes ocupaba la pérdida? 3¿Qué mejor modo hay de cerrar la diminuta brecha entre las ilusiones y la realidad, que dejar que el recuerdo de Dios fluya a través suyo, y la convierta en un puente en el que sólo un instante es suficiente para transponerla? 4Pues Dios la ha cerrado Consigo Mismo. 5Su recuerdo no ha desaparecido, ni ha dejado al Hijo encallado para siempre en una costa desde donde puede divisar otra a la que nunca podrá llegar. 6Su Padre ha dispuesto que él sea elevado y llevado dulcemente hasta ella. 7Él ha construido el puente, y es Él Quien transportará a Su Hijo a través de él. 8No temas que Él vaya a dejar de hacer lo que es Su Voluntad, 9ni que vayas a ser excluido de lo que Ésta dispone para ti.