DESPERTAR AL AMOR

martes, 11 de agosto de 2020

11 AGOSTO: Dios es mi vida. No tengo otra vida que la Suya.

AUDIOLIBRO




EJERCICIOS


LECCIÓN 223


Dios es mi vida. No tengo otra vida que la Suya.



1. Estaba equivocado cuando pensaba que vivía separado de Dios, que era una entidad aparte que se movía por su cuenta, desvinculada y encasillada en un cuerpo. 2Ahora sé que mi vida es la de Dios, que no tengo otro hogar y que no existo aparte de Él. 3Él no tiene Pensamientos que no sean parte de mí, y yo no tengo ningún pensamiento que no sea de Él.


2. Padre nuestro, permítenos contemplar la faz de Cristo en lugar de nuestros errores. 2Pues nosotros que somos Tu santo Hijo somos incapa­ces de pecar. 3Queremos contemplar nuestra inocencia, pues la culpabilidad proclama que no somos Tu Hijo. 4Y no queremos seguir relegándote al olvido, 5pues nos sentimos solos aquí y anhelamos estar en el Cielo, que es nuestro hogar. 6Queremos regresar hoy. 7Nuestro Nombre es el Tuyo, y reconocemos que somos Tu Hijo.




Instrucciones para la práctica

Propósito: Dar los últimos pasos a Dios. Esperar a que Él dé el último paso.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario.
Lee la lección.
Utiliza la idea y la oración para dar comienzo al tiempo de quietud. No dependas de las palabras. Utilízalas como una sencilla invitación a Dios para que venga a ti.

         Siéntate en silencio y espera a Dios. Espera en quieta expectación a que Él se revele a Sí Mismo a ti. Busca únicamente la experiencia de Dios directa, profunda y sin palabras. Estate seguro de Su llegada, y no tengas miedo. Pues Él ha prometido que cuando Le invites, vendrá. Únicamente pides que cumpla Su antigua promesa, que Él quiere cumplir. Estos momentos de quietud son tu regalo a Él.

Recordatorios cada hora: No te olvides.
Da gracias a Dios por haber permanecido contigo y porque siempre estará ahí para contestar tu llamada a Él.

Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como sea posible, incluso cada minuto.
Recuerda la idea. Permanece con Dios, deja que Él te ilumine.

Respuesta a la tentación: Cuando te sientas tentado a olvidarte de tu objetivo.
Utiliza la idea del día como una llamada a Dios y desaparecerán todas las tentaciones.

Lectura: Antes de uno de los momentos de práctica del día.

         Lee lentamente la sección “¿Qué es?”.
         Piensa en ella durante un rato.

Observaciones generales: Ahora, en esta parte final del año que tú y Jesús habéis pasado juntos, empiezas a alcanzar el objetivo de las prácticas, que es el objetivo del Curso. Jesús está tan cerca que no puedes fracasar. Has recorrido una gran parte del camino. No mires hacia atrás. Fija la mirada en el final del camino. No habrías podido llegar tan lejos si no te hubieses dado cuenta de que quieres conocer a Dios. Y eso es todo lo que se necesita para que Él venga a ti.

Comentario

Nuestro único error es creer que tenemos una vida aparte de Dios. No es cierto. Dios es Vida. Dios es Ser. Él es Existencia. Él creó todo lo que existe, y no hay nada aparte de Él. “Nada puede estar separado de Él y vivir” (L.156.2:9). “No existo aparte de Él (1:2).

He pasado la mayor parte de mi tiempo aquí en la tierra pensando que yo era alguien o algo separado de Dios. La mayor parte de mi búsqueda espiritual ha sido una lucha por “volver a Dios”, como si Él estuviera increíblemente lejos de mí. Él no está lejos. Él no es Algo separado de mi Ser. “No tengo otra vida que la Suya” (título de la lección). Hay una bendición que se usa a menudo en las iglesias de la Unidad que termina con las palabras: “Dondequiera que yo estoy, está Dios”. Sí. Mi vida es la vida de Dios. Mis pensamientos son los Pensamientos de Dios. No hay que ir a ningún sitio. No hay que hacer nada para encontrarle, Él está aquí. Él está conmigo. Él es mi vida. Si vivo, formo parte de Dios.

Hay un bendito alivio cuando nos damos cuenta de nuestra unidad con Dios. Toda la dura lucha, toda la inútil nostalgia, toda la sensación del sufrimiento de estar fuera investigando, todo eso termina. Un pensamiento de puro gozo llena nuestra mente. A veces rebosa de risas, una cierta diversión compasiva por la ridícula idea con la que nos hemos atormentado, de que podíamos estar separados de Él, de algún modo. ¿Puede el rayo de sol estar separado del sol? ¿Puede una idea estar separada de la mente que la piensa?


Y así volvemos de nuevo al centro tranquilo y silencioso dentro de nosotros, donde todo se sabe. Pedimos “contemplar la faz de Cristo en lugar de nuestros errores” (2:1). Afirmamos que ya no queremos perdernos más en el olvido. Afirmamos claramente que queremos abandonar nuestra soledad y encontrarnos a nosotros mismos, tal como siempre hemos estado: en el Hogar. Y en la quietud, Dios nos habla, y nos dice que somos Su Hijo.



¿Qué es el perdón? (Parte 3)

L.pII.1.2:1-2

Todo el segundo párrafo trata de la falta de perdón. La característica de un pensamiento que no perdona es que “emite un juicio que no pone en duda a pesar de que es falso” (2:1).

Entonces, la característica de una mente que perdona es que está dispuesta a poner en duda ¡sus propios juicios! La mente que no perdona dice: “Mi mente ya lo tiene claro, no me confundas con hechos”. La mente que perdona dice: “Quizá hay otro modo de ver esto”.
En la sección que trata de las diez características de los maestros avanzados de Dios (Capítulo 4 del Manual para el Maestro) la última característica es la “mentalidad abierta”. Dice:

De la misma manera en que los juicios cierran la mente impidiéndole la entrada al Maestro de Dios, de igual modo la mentalidad abierta lo invita a entrar. De la misma manera en que la condenación juzga al Hijo de Dios como malvado, de igual modo la mentalidad abierta permite que sea juzgado por la Voz de Dios en Su Nombre. (M.4.X.1:3-4)

Estar dispuesto a abandonar nuestros propios juicios y a oír el juicio del Espíritu Santo es lo que hace que el perdón sea posible. Una mente que no perdona “se ha cerrado y no puede liberarse” (2:2). La mente que perdona está abierta. Una y otra vez el Curso nos pide que estemos dispuestos a ver las cosas de manera diferente, que estemos dispuestos a poner en duda lo que creemos que sabemos, y que sencillamente “hagamos esto”:

Permanece muy quedo y deja a un lado todos los pensamientos acerca de lo que tú eres y de lo que Dios es; todos los conceptos que hayas aprendido acerca del mundo; todas las imágenes que tienes acerca de ti mismo. (L.189.7:1)


Cuando se deja el juicio a un lado “lo que entonces queda libre para ocupar su lugar es la Voluntad de Dios” (1:7)






TEXTO


i. La atracción de la culpabilidad


10. La atracción de la culpabilidad hace que se le tenga miedo al amor, pues el amor nunca se fijaría en la culpabilidad en absoluto. 2La naturaleza del amor es contemplar solamente la verdad ­-donde se ve a sí mismo- y fundirse con ella en santa unión y en compleción. 3De la misma forma en que el amor no puede sino mirar más allá del miedo, así el miedo no puede ver el amor. 4Pues en el amor reside el fin de la culpabilidad tan inequívocamente como que el miedo depende de ella. 5El amor sólo se siente atraí­do por el amor. 6Al pasar por alto completamente a la culpabili­dad, el amor no ve el miedo. 7Al estar totalmente desprovisto de ataque es imposible que pueda temer. 8El miedo se siente atraído por lo que el amor no ve, y ambos creen que lo que el otro ve, no existe. 9El miedo contempla la culpabilidad con la misma devo­ción con la que el amor se contempla a sí mismo. 10Y cada uno de ellos envía sus mensajeros, que retornan con mensajes escritos en el mismo lenguaje que se utilizó al enviarlos.

11. El amor envía a sus mensajeros tiernamente, y éstos retornan con mensajes de amor y de ternura. 2los mensajeros del miedo se les ordena con aspereza que vayan en busca de culpabilidad, que hagan acopio de cualquier retazo de maldad y de pecado que puedan encontrar sin que se les escape ninguno so pena de muerte, y que los depositen ante su señor y amo respetuosa­mente. 3La percepción no puede obedecer a dos amos que piden distintos mensajes en lenguajes diferentes. 4El amor pasa por alto aquello en lo que el miedo se cebaría. 5Lo que el miedo exige, el amor ni siquiera lo puede ver. 6La intensa atracción que la culpa­bilidad siente por el miedo está completamente ausente de la tierna percepción del amor. 7Lo que el amor contempla no signi­fica nada para el miedo y es completamente invisible.

12. Las relaciones que se entablan en este mundo son el resultado de cómo se ve el mundo. 2Y esto depende de la emoción a la que se pidió que enviara sus mensajeros para que lo contemplasen y regresasen trayendo noticias de lo que vieron. 3A los mensajeros del miedo se les adiestra mediante el terror, y tiemblan cuando su amo los llama para que le sirvan. 4Pues el miedo no tiene compa­sión ni siquiera con sus amigos. 5Sus mensajeros saquean culpa­blemente todo cuanto pueden en su desesperada búsqueda de culpabilidad, pues su amo los deja hambrientos y a la intemperie, instigando en ellos la crueldad y permitiéndoles que se sacien únicamente de lo que le llevan. 6Ni el más leve atisbo de culpabi­lidad se escapa de sus ojos hambrientos. 7Y en su despiadada búsqueda de pecados se abalanzan sobre cualquier cosa viviente que vean, y dando chillidos se la llevan a su amo para que él la devore.

13. No envíes al mundo a esos crueles mensajeros para que lo devoren y se ceben en la realidad. 2Pues te traerán noticia de carne, pellejo y huesos. 3Se les ha enseñado a buscar lo corrupti­ble, y a retornar con los buches repletos de cosas podridas y des­compuestas. 4Para ellos tales cosas son bellas, ya que parecen mitigar las crueles punzadas del hambre. 5Pues el dolor del miedo los pone frenéticos, y para evitar el castigo de aquel que los envía, le ofrecen lo que tienen en gran estima.

14. El Espíritu Santo te ha dado los mensajeros del amor para que los envíes en lugar de aquellos que adiestraste mediante el terror. 2Están tan ansiosos de devolverte lo que tienen en gran estima como los otros. 3Si los envías, sólo verán lo bello y lo puro, lo tierno y lo bondadoso. 4Tendrán el mismo cuidado de que no se les escape ningún acto de caridad, ninguna ínfima expresión de perdón ni ningún hálito de amor. 5retornarán con todas las cosas bellas que encuentren para compartirlas amorosamente contigo. 6No tengas miedo de ellos. 7Te ofrecen la salvación. 8Sus mensajes son mensajes de seguridad, pues ven el mundo como un lugar bondadoso.

15. Si envías únicamente los mensajeros que el Espíritu Santo te da, sin desear otros mensajes que los suyos, nunca más verás el miedo. 2El mundo quedará transformado ante tu vista, limpio de toda culpabilidad y teñido de una suave pincelada de belleza. 3No hay miedo en el mundo que tú mismo no hayas sembrado en él. 4Ni ninguno que puedas seguir viendo después de pedirles a los mensajeros del amor que lo desvanezcan. 5El Espíritu Santo te ha dado Sus mensajeros para que se los envíes a tu hermano y para que retornen a ti con lo que el amor ve. 6Se te han dado para reemplazar a los hambrientos perros del miedo que enviabas en su lugar. 7Y marchan adelante para dar a conocer que el fin del miedo ha llegado.

16. El amor también quiere desplegar ante ti un festín sobre una mesa cubierta con un mantel inmaculado, en un plácido jardín donde sólo se oye un cántico angelical y un suave y feliz murmu­llo. 2Es éste un banquete en honor de tu relación santa, en el que todo el mundo es un invitado de honor. 3Y en un instante santo todos bendecís la mesa de comunión juntos, al uniros fraternal­mente ante ésta. 4Yo me uniré a vosotros ahí, tal como lo prometí hace mucho tiempo y como todavía lo sigo prometiendo. 5Pues en vuestra nueva relación se me da la bienvenida. 6Y donde se me da la bienvenida allí estoy.

17. Se me da la bienvenida en un estado de gracia, lo cual quiere decir que finalmente me has perdonado. 2Pues me convertí en el símbolo de tu pecado, y por esa razón tuve que morir en tu lugar. 3Para el ego el pecado significa muerte, y así la expiación se alcanza mediante el asesinato. 4Se considera que la salvación es un medio a través del cual el Hijo de Dios fue asesinado en tu lugar. 5Mas ¿iba acaso ofrecerte a ti, a quien quiero, mi cuerpo, sabiendo lo insignificante que es? 6¿O, por el contrario, te enseña­ría que los cuerpos no nos pueden separar? 7Mi cuerpo no fue más valioso que el tuyo; ni fue tampoco un mejor instrumento para comunicar lo que es la salvación, si bien no Su fuente.8Nadie puede morir por otro, y la muerte no expía los pecados. 9Pero puedes vivir para mostrar que la muerte no es real. 10El cuerpo ciertamente parecerá ser el símbolo del pecado mientras creas que puede proporcionarte lo que deseas. 11Y mientras creas que puede darte placer, creerás también que puede causarte dolor. 12Pensar que podrías estar contento y satisfecho con tan poco es herirte a ti mismo; y limitar la felicidad de la que podrías gozar es recurrir al dolor para que llene tus escasas reservas y haga tu vida más plena. 13Esto es compleción tal como el ego lo entiende. 14Pues la culpabilidad se infiltra subrepticiamente allí donde se ha desplazado a la felicidad, y la substituye. 15La comu­nión es otra forma de compleción, que se extiende más allá de la culpabilidad porque se extiende más allá del cuerpo.





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