DESPERTAR AL AMOR

domingo, 2 de agosto de 2020

2 AGOSTO: SEXTO REPASO. Repaso de la lección 194

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCION 214


 
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

1. (194) Pongo el futuro en Manos de Dios.

2El pasado ya pasó y el futuro aún no ha llegado. 3Ahora estoy libre de ambos. 4Pues lo que Dios da sólo puede ser para el bien. 5Y acepto únicamente lo que Él da como lo que me pertenece.

6No soy un cuerpo. 7Soy libre.
8Pues aún soy como Dios me creó.







Instrucciones para la práctica


Ver las instrucciones para la práctica del Sexto Repaso



Comentario



Aceptar que el pasado se ha ido es de sentido común, porque por definición, lo que es “pasado” ya no está aquí, se ha ido. Únicamente nuestro apego a las cosas del pasado, nuestra insistencia en repetir continuamente acontecimientos del pasado y darles vuelta en nuestra mente una y otra vez, puede tener algún efecto en el presente. Los efectos que sentimos no son del pasado sino de nuestros pensamientos actuales sobre el pasado.



Aceptar que el futuro todavía no ha llegado es también de sentido común, porque de nuevo por definición, lo que es futuro no está aquí ahora. No puede tener efectos sobre el momento presente. Sólo nuestra imaginación mental de lo que el futuro podría traer, y nuestros pensamientos de lo que todavía no ha llegado, pueden tener efectos en el presente.

En los dos casos, los efectos que imaginamos procedentes del pasado o del futuro, de hecho, proceden de nuestros pensamientos actuales Por lo tanto, únicamente cambiando nuestra manera de pensar pueden cambiarse esos efectos. Cuando soy capaz de abandonar mentalmente el pasado y el futuro, poniendo el futuro en Manos de Dios, se me libera de sus aparentes efectos. Estoy en libertad, en el ahora, para abrirme a aceptar lo que Dios me está dando ahora.

Las circunstancias actuales en las que me encuentro pueden parecer amenazadoras. En mi percepción, pueden haber sucedido a causa de acontecimientos pasados. Pueden parecer que me llevan a un futuro desgraciado. Sin embargo, si puedo abrir mi mente y creer que: “Lo que Dios da sólo puede ser para el bien” (L.214.1:4), entonces ese bien me vendrá. No podemos conocer todos los factores involucrados en los acontecimientos de nuestras vidas y sus efectos en cada uno de los que nos rodean. Pero Dios los conoce. Podemos con seguridad y confianza abandonar nuestros planes, y dejar el futuro en Manos de Dios. Podemos mirar a las cosas que parecen traernos el mal y rechazar el mal, aceptando únicamente lo que Dios da como lo que de verdad nos pertenece. Hay un regalo de Dios en todo, si lo miramos cuidadosamente. Para poner el futuro en Manos de Dios, tenemos que abandonarnos y dejar de intentar organizar los acontecimientos de nuestra vida. Hacer esto es una lección constante de confianza. La confianza es la clave, un ingrediente esencial para poner el futuro en Manos de Dios.

En el Manual para el Maestro, el paso fundamental en el proceso de desarrollo desde “maestro de Dios” a “maestro avanzado de Dios” es el desarrollo de la confianza. Pasa por varias etapas, expuestas en el Manual con claridad. La mayor parte de esas etapas conlleva alguna incomodidad, porque hasta que hayamos adquirido la confianza de verdad, seguimos intentando adelantarnos a Dios. El dolor no viene de aprender, sino de lo que no se ha aprendido todavía. Lo que estamos aprendiendo eliminará el sufrimiento, pero durante el camino el sufrimiento parece casi inevitable. “Son pocos los maestros de Dios que se escapan completamente de esta zozobra” (M.4.I.5:3). Sin embargo, cuando la lección se ha aprendido, la paz será completamente distinta a todo lo que hayamos conocido. Sólo podemos imaginarnos cómo se siente estando totalmente libre de ansiedades, y sin embargo si hemos puesto nuestro futuro en Manos de Dios, ¿qué otra cosa podríamos tener?

Cada esfuerzo que hacemos en esta dirección es beneficioso. Cada instante que ponemos en Sus Manos disminuirá la carga de preocupación que acarreamos constantemente en nuestra vida. Poco a poco, estamos aprendiendo a entregarle a Él todas nuestras preocupaciones, confiando en que Él nos cuida.








No hay comentarios:

Publicar un comentario