DESPERTAR AL AMOR

miércoles, 12 de diciembre de 2018

12 DICIEMBRE: Hoy me envuelve la paz de Dios, y me olvido de todo excepto de Su Amor.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 346


Hoy me envuelve la paz de Dios, y me olvido de todo excepto de Su Amor.


1. Padre, al despertar hoy los milagros corrigen mi percepción de todas las cosas. 2Y así comienza el día que voy a compartir Contigo tal como compartiré la eternidad, pues el tiempo se ha hecho a un lado hoy. 3No ando en pos de cosas temporales, por lo tanto, ni siquiera las veré. 4Lo que hoy busco trasciende todas las leyes del tiempo, así como las cosas que se perciben en él. 5Quiero olvidarme de todo excepto de Tu Amor. 6Quiero morar en Ti y no saber nada de ninguna otra ley que no sea Tu ley del amor. 7Quiero encontrar la paz que Tú creaste para Tu Hijo, y olvidarme, conforme contemplo Tu gloria y la mía, de todos los absurdos juguetes que fabriqué.

2. Y al llegar la noche; recordaremos únicamente la paz de Dios. 2Pues hoy veremos qué clase de paz es la nuestra, cuando nos olvidamos de todo excepto del Amor de Dios.



Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

Antes de empezar los comentarios acerca de esta lección, voy a compartir algunos pensamientos:

Muchas de las lecciones en esta última parte del Libro de Ejercicios, especialmente ésta, nos llegan desde el estado mental de la mente recta. Ese estado es el propósito del programa de estudios del Curso. Por lo tanto, para la mayoría de nosotros, probablemente todos nosotros, representa un estado mental en el que no vivimos. Sé que hay una parte de mí que está en perfecta armonía con esta lección, pero también hay otra parte que se mantiene aparte cínicamente y me dice: “¿Olvidarte de todo excepto de Su Amor? ¡Ja! Más probable es que recuerdes todo excepto Su Amor. ¿Cuánto tiempo va a durarte esta actitud pomposa después de que salgas por esa puerta? Y si esto es así, ¿por qué molestarse en hacer la lección?”

¿Por qué molestarse? Porque hay una parte de mi mente que está en armonía y canta de felicidad con esta lección, y es la única “parte” que es real. Cada vez que intento ponerme en armonía con pensamientos como éste, y dejar que su significado me inunde y me dirija, algo sucede. Incluso si siento que después de leerlos y pensar en ellos, siento como si nada hubiese sucedido, algo ha sucedido. Y si, aunque sólo sea durante un instante, puedo poner mi mente en armonía con ellos para que, sólo por ese instante, sienta de todo corazón las palabras mientras las digo, puedo haber ahorrado más de mil años en mi desarrollo espiritual. Verdaderamente, sí, merece el esfuerzo. Nosotros nos merecemos el esfuerzo.

Así que mientras leemos esta lección ahora, intentemos dejar a un lado nuestra incredulidad durante sólo un instante, y permitamos que estas palabras se conviertan en la verdad para nosotros. Tengamos fe en que lo que dicen representa a nuestro verdadero Ser, pues así es. Mantengámonos en el significado de estas palabras.

A veces todo parece tan sencillo. Todo lo que hay que hacer es ser felices. A veces siento que podría “estar ahí” ahora mismo, sin ningún esfuerzo ni lucha. Toda la tensión y la lucha vienen de la resistencia, no de ningún esfuerzo para estar iluminado o ser santo. Simplemente olvida todas las cosas excepto Su Amor. Recuerda únicamente la paz de Dios.

Cuando esos pensamientos me vienen, todavía noto el miedo a la pérdida. Cuando abandono la lucha, parece como si estuviera renunciando a algo valioso. Sin embargo, a lo único que renuncio es al dolor.

¿Y si empezase a ser feliz todo el tiempo? ¿Y si renunciase a mi empeño en que algo fuera diferente?

Padre, al despertar hoy los milagros corrigen mi percepción de todas las cosas. Y así comienza el día que voy a compartir Contigo tal como compartiré la eternidad, pues el tiempo se ha hecho a un lado hoy. (1:1-2)

Puedo compartir este día con Dios al igual que compartiré la eternidad con Él. No tengo que hacer nada, no tengo que conseguir nada. La salvación no me pide nada que no pueda dar ahora mismo.

No ando en pos de cosas temporales, por lo tanto, ni siquiera las veré. Lo que hoy busco trasciende todas las leyes del tiempo, así como las cosas que se perciben en él. Quiero olvidarme de todo excepto de Tu Amor. (1:3-5)

En toda mi búsqueda, Padre, lo que realmente busco es Tu Amor. Las cosas del tiempo nunca podrán satisfacerme, en este momento las olvido todas gustosamente. Vengo a Ti, y lo único que necesito es Tu sonrisa llenando mi corazón y desbordándose.

Quiero morar en Ti y no saber nada de ninguna otra ley que no sea Tu ley del amor. Quiero encontrar la paz que Tú creaste para Tu Hijo, y olvidarme, conforme contemplo Tu gloria y la mía, de todos los absurdos juguetes que fabriqué. (1:6-7)

Únicamente la creencia de que no soy digno de Tu Amor me impide gozar de él en todo momento. Tu Amor está aquí ahora. Me permito descansar y relajarme en él. Tu Amor me sustenta, me sostiene y me apoya. No hay nada más. En Tu Amor contemplo Tu gloria y la mía propia, pues Amor es lo que soy.

Y al llegar la noche; recordaremos únicamente la paz de Dios. Pues hoy veremos qué clase de paz es la nuestra, cuando nos olvidamos de todo excepto del Amor de Dios. (2:1-2)

¿Qué me puede impedir tener un día así? Nada. Abro mi corazón al Amor. El Amor de Dios me mece como un océano poderoso y me lleva en Su corriente, rodeándome y flotando en él.


¿Qué es un milagro? (Parte 6)

L.pII.13.3:4-5

Cada azucena de perdón le ofrece al mundo el silencioso milagro del amor. (3:4)

El amor es el verdadero milagro.

Los milagros ocurren naturalmente como expresiones de amor. El verdadero milagro es el amor que los inspira. En este sentido todo lo que procede del amor es un milagro. (T.1.I.3:1-3)

La azucena significa un regalo de perdón que yo le doy a un hermano. Cada vez que ofrezco este regalo, estoy ofreciendo el Amor de Dios al mundo entero. Estoy abriendo una puerta y permitiendo que el Amor se extienda a todo el mundo a través de mí. Dondequiera que ese río de Amor llega, la vida florece, y ése es el milagro.

Y cada una de ellas se deposita ante la Palabra de Dios, en el altar universal al Creador y a la creación, a la luz de la perfecta pureza y de la dicha infinita. (3:5)

El regalo de perdón que le doy a mi hermano es también un regalo que Le hago a Dios. Mi agradecimiento a mis hermanos es mi regalo a Dios. Al reconocer Su creación, Le reconozco a Él. Abrirme a esta corriente de Amor es la fuente de la perfecta pureza y de la dicha sin fin. No hay nada tan gozoso como un corazón amoroso.






TEXTO

 

V. El único propósito



1. El mundo real es el estado mental en el que el único propósito del mundo es perdonar. 2El miedo ha dejado de ser el objetivo, pues escapar de la culpabilidad se ha convertido ahora en la meta. 3Se reconoce el valor del perdón, que pasa a ocupar el lugar de los ídolos, los cuales dejan de perseguirse porque ya no se les atri­buye ningún valor a sus "regalos". 4No se establecen reglas fúti­les, ni se le exige a nada ni a nadie que cambie y se amolde al sueño de miedo. 5Por el contrario, hay un deseo de querer com­prender todas las cosas creadas tal como realmente son. 6Y se reconoce que todas las cosas tienen que ser primero perdonadas, y luego comprendidas.

2. En este mundo se piensa que el entendimiento se consigue mediante el ataque. 2En el mundo real es evidente que atacando es como se pierde, 3y se reconoce claramente la insensatez de tener como objetivo a la culpabilidad. 4En dicho mundo no se desean los ídolos, pues se entiende que la culpabilidad es la única causa de cualquier dolor. 5Nadie sucumbe ante su vana atracción, pues el sufrimiento y la muerte se han percibido como cosas que ya no se desean y por las cuales no vale la pena esforzarse. 6Se ha vis­lumbrado la posibilidad de liberación y se le ha dado la bienve­nida, y ahora por fin se comprenden los medios por los que puede alcanzarse. 7El mundo se convierte en un lugar de esperanza por­que su único propósito es ser un lugar donde la esperanza de ser feliz pueda ser colmada. 8Y nadie está excluido de esta esperanza porque todos se han unido en la creencia de que el propósito del mundo es uno que todos tienen que compartir, si es que dicha esperanza ha de ser algo más que un simple sueño.

3. Aún no se recuerda el Cielo totalmente, pues el propósito del perdón todavía necesita alcanzarse. 2Sin embargo, todo el mundo está seguro de que irá más allá del perdón y de que sólo seguirá aquí hasta que éste se perfeccione en él. 3Ese es su único deseo. 4Todo temor ha desaparecido porque él está unido a sí mismo en su propósito. 5Su esperanza de felicidad es tan segura y constante que apenas puede seguir esperando aquí por más tiempo con sus pies aún tocando la tierra. 6Aun así, se siente feliz de poder espe­rar hasta que todas las manos se hayan unido y todos los corazo­nes estén listos para elevarse e ir con él. 7Pues así es como se prepara para dar el paso con el que se transciende el perdón.

4. El paso final lo da Dios porque únicamente Él pudo crear un Hijo perfecto y compartir Su Paternidad con él. 2Nadie que no se encuentre en el Cielo puede entender esto, pues entenderlo es en sí el Cielo. 3lncluso el mundo real tiene un propósito que se encuentra por debajo de la creación y de la eternidad. 4Pero el miedo ha desaparecido de él porque su propósito es el perdón, no la idolatría. 5así, el Hijo del Cielo está listo para ser quien es, y para recordar que el Hijo de Dios sabe todo lo que su Padre entiende y que lo entiende perfectamente junto con Él.

5. El mundo real ni siquiera se aproxima a eso, pues ése es el propósito de Dios, y sólo de Dios, si bien se comparte totalmente y se logra perfectamente. 2El mundo real es un estado en el que la mente ha aprendido cuán fácilmente desaparecen los ídolos, que, aunque todavía se perciben, ya no se desean más. 3¡Cuán fácil­mente los puede abandonar la mente que ha comprendido que no son nada, que no están en ninguna parte y que no tienen ningún propósito! 4Pues sólo entonces se puede entender que el pecado y la culpabilidad no tienen propósito alguno y que no significan nada.

6. De esta manera es como el propósito del mundo real se lleva dulcemente hasta tu conciencia para que reemplace al objetivo de pecado y culpabilidad. 2Y el perdón purifica felizmente todo lo que se interponía entre tu imagen de ti mismo y lo que realmente eres. 3Sin embargo, Dios no necesita crear a Su Hijo nuevamente para que a éste se le restituya lo que es suyo. 4Jamás existió bre­cha alguna entre tu hermano y tú. 5el Hijo de Dios volverá a saber lo que supo cuando fue creado.

7. Cuando dos o más hermanos comparten un mismo propósito en el mundo del miedo, se encuentran ya en el umbral del mundo real. 2Puede que aún miren atrás y piensen que ven un ídolo que desean. 3Mas su trayectoria ha sido ya firmemente fija­da en dirección contraria a la de los ídolos: hacia la realidad. 4Pues cuando se dieron la mano, fue la mano de Cristo la que tomaron, y contemplarán a Aquel de cuya mano van asidos. 5La faz de Cristo se ve antes de que el Padre se pueda recordar, 6pues Éste permanece en el olvido hasta que Su Hijo haya llegado más allá del perdón hasta el Amor de Dios. 7El Amor de Cristo, no obstante, se acepta primero. 8Y entonces aflora el conocimiento de que Ambos son uno.

8. ¡Cuán fácil y ligero es el paso que te saca de los estrechos confi­nes del mundo del miedo una vez que has reconocido de Quién es la mano de la que vas asido! 2Tienes a mano todo lo necesario para poder alejarte del miedo para siempre con perfecta certeza, y para seguir adelante y llegar cuanto antes a las puertas del Cielo. 3Pues Aquel de Cuya mano vas asido sólo estaba espe­rando a que te unieses a Él. 4Y ahora que has venido, ¿se demora­ría Él en mostrarte el camino que debe recorrer contigo? 5Su bendición descansa sobre ti tan indudablemente como el Amor de Dios descansa sobre Él. 6Su gratitud hacia ti sobrepasa tu entendimiento, pues tú le has permitido liberarse de sus cadenas para que juntos os dirijáis a la morada de Su Padre.

9. Un viejo odio está desapareciendo del mundo. 2con él va desapareciendo también todo miedo y rencor. 3No vuelvas la vista atrás, pues lo que te espera más adelante es lo que siempre anhelaste en tu corazón. 4¡Renuncia al mundo! 5Pero no con una actitud de sacrificio, 6pues nunca lo deseaste. 7¿Qué felicidad que jamás buscaste en él no te ocasionó dolor? 8¿Qué momento de satisfacción no se compró con monedas de sufrimiento y a un precio exorbitante? 9La dicha no cuesta nada. 10Es tu sagrado derecho, pues por lo que pagas no es felicidad. 11¡Que la honesti­dad te acelere en tu camino, y que al contemplar en retrospectiva las experiencias que has tenido aquí no te dejes engañar! 12Por todas ellas hubo que pagar un precio exorbitante y sufrir penosas consecuencias.

10. No mires atrás excepto con honestidad. 2cuando un ídolo te tiente, piensa en lo siguiente:

3Jamás te dio un ídolo cosa alguna, excepto el "regalo" de la culpabilidad. 4Cada uno de ellos se compró con la mo­neda del dolor, y nunca fuiste tú solo quien pagó por él.

5Sé, pues, misericordioso con tu hermano. 6Y no aceptes nunca un ídolo irreflexivamente, ni te olvides de que tu hermano pagará el costo al igual que tú. 7Pues se demorará cada vez que tú vuelvas la vista atrás y no percibas de Quién es la amorosa mano de la que vas asido. 8Mira, pues, sólo hacia adelante; y camina lleno de confianza con el corazón latiendo felizmente con esperanza y no palpitando con temor.

11. La Voluntad de Dios reside para siempre en aquellos cuyas manos están unidas. 2Hasta que se unieron, pensaban que Él era su enemigo. 3Mas cuando se unieron y compartieron un mismo propósito, les fue posible entender que su voluntad es una. 4Y así, la Voluntad de Dios no puede sino llegar hasta sus conciencias. 5no van a poder seguir olvidándose por mucho más tiempo de que no es sino la suya propia.









No hay comentarios:

Publicar un comentario