DESPERTAR AL AMOR

viernes, 21 de diciembre de 2018

21 DICIEMBRE: La paz, la dicha y los milagros que otorgaré cuando acepte la Palabra de Dios son ilimitados. ¿Por qué no aceptarla hoy?

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 355


La paz, la dicha y los milagros que otorgaré cuando acepte la Palabra de Dios son ilimitados. ¿Por qué no aceptarla hoy?


1. ¿Por qué debo esperar, Padre mío, para recibir la dicha que Tú me prometiste? 2Pues Tú mantendrás Tu Palabra, que le diste a Tu Hijo en el exilio. 3Estoy seguro de que mi tesoro me aguarda y de que sólo tengo que extender la mano para encontrarlo. 4 Incluso ahora mismo mis dedos ya lo están tocando. 5Está muy cerca. 6No es necesario que espere ni un instante más para estar en paz para siempre. 7Es a Ti a Quien elijo, y a mi Identidad junto Contigo. 8Tu Hijo quiere ser él mismo, y reconocerte como su Padre y Creador, así como su Amor.



Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

Aquí, “la Palabra de Dios” para mí, me está hablando de lo que Jesús en el Curso me dice acerca de mi Identidad. Es la verdad de lo que yo soy.

Es a Ti a Quien elijo, y a mi Identidad junto Contigo. Tu Hijo quiere ser él mismo, y reconocerte como su Padre y Creador, así como su Amor. (1:7-8)

Un conferenciante cristiano que me inspiró hace años, Ian Thomas, solía decir que el propósito del hombre, mi propósito como individuo, es ser “el vehículo humano para el contenido divino”. Por eso es por lo que estoy aquí. Cristo quiere ser Él Mismo en mí, en la forma de mí. No tengo otra razón para estar aquí, aunque el ego piensa que estoy aquí para olvidar a Dios.

El Curso nos enseña que el ego inventó el mundo y el cuerpo como un ataque contra Dios. El ego quiere usar el mundo para olvidar a Dios. El Espíritu Santo quiere usarlo como un medio para recordar a Dios. No hay propósito en nada excepto en uno de esos dos.

Estoy aquí, hoy como siempre, para reflejar el Amor de Dios. Estoy aquí para ver la inocencia. Estoy aquí para “ver a todos como hermanos, y percibir todas las cosas como buenas y bondadosas” (L.pII.14.3:4). Estoy aquí para bendecir a mis hermanos y pedirles que compartan mi paz y dicha.

¿Por qué no aceptarla hoy? (Título de la lección). ¿Por qué esperar? Éstas son las preguntas que hace la lección.

Estoy seguro de que mi tesoro me aguarda y de que sólo tengo que extender la mano para encontrarlo. Incluso ahora mismo mis dedos ya lo están tocando. Está muy cerca. No es necesario que espere ni un instante más para estar en paz para siempre. (1:3-6)

No hay respuesta a por qué esperamos, porque no hay razones para esperar. Ni nunca ha habido una razón. Todo lo que hay que hacer en respuesta es dejar que se suelte el aprisionamiento en nuestro corazón, para acabar con la resistencia a la extensión del Amor, y abrir nuestro corazón completamente a toda cosa viviente. Permitirnos a nosotros mismos ser Amor, permitir que el Amor esté en nosotros. Para abandonar la creencia de que somos algo distinto al Amor.

La resistencia que parece tan grande, como una muralla de piedra, no es nada más que una nube, incapaz de parar una pluma. Sólo mi creencia en la imposibilidad de atravesarla la convierte en una barrera, como un elefante atado a una pequeña estaca en el suelo, que cree que no se puede mover porque ha sido entrenado a pensar que está encadenado a un árbol. Pensamos que no tenemos amor, pensamos que somos malvados. Pensamos que el ego se interpone como un muro de granito entre nosotros y Dios, que Le mantiene afuera.

El ego es una nube. No podría detener ni a una pelota. No tiene ninguna fuerza para resistirse al Amor de Dios, no puede resistirse ni se resistirá. El Amor de Dios espera al final del tiempo, habiendo ganado ya. ¡Oh, corazón mío, ábrete a ese Amor hoy! Recíbelo, dalo. Recíbelo al darlo, y dalo al recibirlo. Contémplalo por todas partes pues está en todas partes, en todos.


¿Qué soy? (Parte 5)

L.pII.14.3:1-4

¿Cuál es nuestra “función” de la que se habla en el párrafo 2? “Somos los portadores de la salvación” (3:1). ¿He pensado realmente que ésta es mi función? ¿He empezado a darme cuenta de que cada día, al vivir mi vida, para esto es para lo que estoy aquí, para traer la salvación al mundo? No estamos hablando aquí de rescatar a personas, estamos hablando de verlas tal como Dios las creó, y verlas de ese modo con tanta claridad y tanta fuerza que nuestra visión de ellas empieza a abrir sus ojos a esa misma visión. Estamos hablando de mantener una imagen tan clara de su inocencia que pueden ver su propia inocencia reflejada en nosotros.

Aceptamos nuestro papel como salvadores del mundo, el cual se redime mediante nuestro perdón conjunto. (3:2)

Salvamos al mundo al perdonarlo. Y practicamos este perdón como un perdón conjunto, junto con Jesús. Nos unimos a Él para eliminar la culpa y la condena de cada persona con la que entramos en contacto. Así es como el mundo es “redimido”, rescatado de su esclavitud de la culpa y el miedo.

Y al concederle el regalo de nuestro perdón, éste se nos concede a nosotros. (3:3)

Una vez más el tema repetido a menudo: Recibimos el perdón al darlo.

Vemos a todos como nuestros hermanos, y percibimos todas las cosas como buenas y bondadosas. (3:4)

Ésta es la visión de un salvador. Así es como un salvador ve las cosas. Ver a todos como hermanos es verlos como iguales a nosotros, compartiendo la misma inocencia de la creación de Dios. Ver a todas las cosas como buenas y bondadosas es darnos cuenta de que incluso lo que parece ser ataque no convierte al “atacante” en cruel, detrás del miedo que le impulsa al aparente ataque sigue habiendo un corazón bondadoso y lleno de ternura. Tal vez algunos de nosotros hemos empezado a darnos cuenta de esto acerca de nosotros mismos y de otros. Reconocemos que hemos cometido errores, y que hemos actuado de manera no amorosa, y sin embargo sabemos que, debajo de ese disfraz de ira y egoísmo, nuestros corazones son bondadosos. No queremos hacer daño pero nos sentimos impulsados a ello por las circunstancias, parece el único modo de sobrevivir. Ésa es la mentira que el ego nos cuenta, que el ataque es necesario para la supervivencia. El Curso nos pregunta:

¿No crees que el mundo tiene tanta necesidad de paz como tú? ¿No te gustaría dársela en la misma medida en que tú deseas recibirla? Pues a menos que se la des, no la recibirás. Si quieres recibirla de mí, tienes que darla. La curación no procede de nadie más. (T.8.IV.4:1-5)

No hay ninguna cosa viviente que no comparta la Voluntad universal de que goce de plenitud y de que tú no seas sordo a su llamada. (T.31.I.9:1)

Nuestro camino a la salvación está en llegar a darnos cuenta de que todas las cosas comparten la Voluntad universal de estar completas, que todo el mundo quiere la paz al igual que nosotros y que, debajo de todos los disfraces que llevamos tan fielmente, lo que somos, todos nosotros, es Amor.



TEXTO

 

IV. La verdadera alternativa



1. Existe una marcada tendencia a pensar que el mundo puede ofrecer consuelo y escape de los mismos problemas que tiene como propósito perpetuar. 2¿A qué se debe esto? 3Se debe a que éste es un lugar en el que elegir entre ilusiones parece ser la única opción, 4ya que tú crees tener control de los resultados de tu elección. 5Piensas, por lo tanto, que en el breve lapso que se extiende desde tu nacimiento hasta tu muerte se te ha concedido un poco de tiempo para tu uso exclusivo: un intervalo de tiempo en el que todo el mundo está en conflicto contigo, si bien puedes elegir el camino que te librará del conflicto y te conducirá más allá de las dificultades que no son de tu incumbencia. 6Pero sí que te incumben. 7¿Cómo ibas a poder, entonces, escaparte de ellas dejándolas atrás? 8Lo que tiene que ir contigo te acompañará, sea cual sea el camino que elijas recorrer.

2. La verdadera elección no es algo ilusorio. 2Mas el mundo no te la puede ofrecer. 3Todos sus caminos no hacen sino conducir a la desilusión, a la nada y a la muerte. 4Sus alternativas no constitu­yen una verdadera elección. 5No intentes escaparte de tus proble­mas aquí, 6pues el mundo fue concebido precisamente para que no se pudiese escapar de ellos. 7No te dejes engañar por los dife­rentes nombres que se le han dado a sus caminos. 8Todos tienen la misma finalidad. 9Y cada uno de ellos es tan sólo un medio para alcanzar esa finalidad, pues es ahí adonde todos ellos con­ducen, por muy diferentes que parezcan ser sus orígenes y por muy diferentes que parezcan ser sus trayectorias. 10Su final es inescapable, pues no hay elección posible entre ellos. 11Todos te conducen a la muerte. 12Recorrerás algunos de ellos felizmente por algún tiempo, antes de que comience la amargura. 13Mas por otros, las espinas se dejarán sentir de inmediato. 14La elección no es cuál ha de ser el final, sino cuándo va a llegar.

3. No hay elección posible allí donde el final es indudable. 2Tal vez prefieras probarlos todos, antes de que te des cuenta de que todos son lo mismo. 3Los caminos que el mundo ofrece parecen ser muchos, pero llegará un momento en que todo el mundo comenzará a darse cuenta de cuán parecidos son los unos a los otros. 4Hay quienes han muerto al darse cuenta de esto porque no vieron otros caminos que los que ofrecía el mundo. 5al darse cuenta de que no conducían a ninguna parte, perdieron toda espe­ranza. 6Sin embargo, ése fue el momento en que pudieron haber aprendido la lección más importante de todas. 7Todo el mundo tiene que llegar a este punto e ir más allá de él. 8Ciertamente es verdad que el mundo no te ofrece elección alguna. 9Mas ésta no es la lección. 10La lección tiene un propósito, y con esto llegas a entender para qué es.

4. ¿Por qué querrías probar otro camino, otra persona u otro lugar, cuando ya te has dado cuenta de cómo comienza la lección, aunque todavía no percibas para qué es? 2Su propósito es la res­puesta a la búsqueda que tienen que emprender los que todavía creen que se puede encontrar otra respuesta. 3Aprende ahora, sin dejarte abatir por ello, que no hay ninguna esperanza de encon­trar respuesta alguna en el mundo. 4Mas no juzgues la lección que apenas acaba de comenzar con esto, 5ni busques ninguna otra señal en el mundo que te haga pensar que tal vez haya otro camino. 6No sigas tratando de encontrar esperanzas donde no las hay. 7Acelera tu aprendizaje ahora, y comprende que desperdi­cias el tiempo si no vas más allá de lo que ya has aprendido hacia lo que aún te queda por aprender. 8Pues desde este punto -el más bajo- el aprendizaje te llevará a cumbres de felicidad en las que verás el propósito de la lección refulgiendo claramente, y perfectamente al alcance de tu comprensión.

5. ¿Quién estaría dispuesto a darle la espalda a todos los caminos del mundo, a menos que se diese cuenta de su auténtica futilidad? 2¿No es menester acaso que éste sea su punto de partida, en vez de buscar otro camino? 3Pues mientras vea alternativas donde no las hay, ¿qué poder de decisión podría ejercer? 4Sólo cuando se aprende dónde tiene realmente utilidad ese poder puede éste ejercerse plenamente. 5¿Y qué poder puede tener cualquier decisión si se aplica a situaciones en las que no hay elección posible?

6. Aprender que el mundo sólo ofrece una alternativa, sea cual sea la forma en que ésta se manifieste, es el comienzo de la acep­tación de que sí hay otra alternativa que es real. 2Oponerte a este paso es impedir el logro del propósito para el que viniste aquí, 3pues no viniste a aprender cómo encontrar un camino que el mundo no ofrece. 4La búsqueda de diferentes caminos en el mun­do no es más que la búsqueda de diferentes formas de verdad. 5esto es lo que hace que la verdad no se pueda alcanzar.

7. No pienses que puedes encontrar la felicidad siguiendo un camino que te aleja de ella. 2Eso ni tiene sentido ni puede ser la manera de alcanzarla. 3Tú que piensas que este curso es dema­siado difícil de aprender, déjame repetirte que para alcanzar una meta tienes que proceder en dirección a ella, no en dirección con­traria. 4todo camino que vaya en dirección contraria te impe­dirá avanzar hacia la meta que te has propuesto alcanzar. 5Si esto fuese difícil de entender, entonces sería imposible aprender este curso. 6Mas sólo en ese caso. 7Pues, de lo contrario, este curso es la simple enseñanza de lo obvio.

8. Hay una elección que tienes el poder de hacer una vez que hayas visto las verdaderas alternativas. 2Hasta que no llegues a este punto no tendrás nada entre qué elegir, y lo único que podrás hacer es decidir cuál es la mejor forma de engañarte a ti mismo otra vez. 3Este curso sólo intenta enseñarte que el poder de deci­sión no radica en elegir entre diferentes formas de lo que aún sigue siendo la misma ilusión y el mismo error. 4Todas las alterna­tivas que el mundo ofrece se basan en esto: que eliges entre tu hermano y tú; que tú ganas en la misma medida en que él pierde; y que lo que tú pierdes es lo que se le da a él. 5¡Cuán rotunda­mente opuesto a la verdad es esto, toda vez que el único propósito de la lección es enseñarte que lo que tu hermano pierde, tú lo pierdes también, y que lo que él gana es lo que se te da a ti!

9. ¡Él no ha abandonado Sus Pensamientos! 2Pero tú olvidaste Su Presencia y no recordaste Su Amor. 3No hay senda en el mundo que te pueda conducir a Él, ni objetivo mundano que pueda ser uno con el Suyo. 4¿Qué camino puede haber en todo el mundo ­-excepto si la jornada no es más que un errante vagar- que te pueda llevar hasta tu interior cuando todos fueron concebidos para separar a la jornada del propósito que debe tener? 5Todos los caminos que te alejan de lo que eres te conducen a la confu­sión y a la desesperanza. 6Sin embargo, Él nunca dejó Sus Pensa­mientos a merced de la muerte sin que su Fuente estuviese eter­namente en ellos.

10. ¡Él no ha abandonado Sus Pensamientos! 2así como Él no podría separarse de ellos, ellos no pueden excluirlo a Él de sí mismos. 3Moran unidos a Él, y en su unicidad* ambos se conser­van intactos. 4No hay camino que pueda alejarte de Él, 5ni jor­nada que pueda llevarte más allá de ti mismo. 6¡Qué absurdo y descabellado es pensar que puede haber un camino con seme­jante objetivo! 7¿Adónde podría conducir? 8¿Y cómo se te podría obligar a recorrerlo sin que tu propia realidad te acompañase?


11. Perdónate a ti mismo tu locura, y olvídate de todas las jorna­das fútiles y de todas las metas sin objetivo. 2No significan nada. 3No puedes dejar de ser lo que eres. 4Pues Dios es misericordioso, y no permitió que Su Hijo lo abandonara. 5Siéntete agradecido por lo que Él es, pues en ello reside tu escapatoria de la locura y de la muerte. 6No puedes estar en ningún lugar, excepto donde Él está. 7Y no hay camino que no conduzca a Él.








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